Como reacción ante la elección de Mahmud Ahmadinejad como presidente de la República Islámica de Irán, el ministro israelí de Relaciones Exteriores, Silvan Shalom, recurrió al Consejo de Seguridad para que castigue a Teherán. «Ante la amenaza nuclear iraní, la comunidad internacional debe formular, más que antes, una política unida y firme hacia Irán», declaró Shalom, sin esperar la confirmación del nombramiento del halcón John Bolton como embajador de Estados Unidos ante la ONU.
Israel teme, en efecto, que Irán haga lo mismo que el Estado hebreo cuando desarrolló su propio programa nuclear militar bajo la fachada de investigaciones civiles. Israel posee actualmente cerca de 400 cabezas nucleares no declaradas y considera que el equilibrio regional depende de su monopolio sobre el arma atómica.