Desde el año 2002 hasta la fecha se registraron 92 violaciones a la libertad de prensa en Colombia. Las acciones abarcan asesinatos a periodistas (19), atentados (16), secuestros (8), amenazas (25), explosiones en medios de comunicación y antenas repetidoras (13) y obstrucciones (11), según indicadores de la Fundación Para la Libertad de Prensa, FLIP en su página de internet.

La directora de la Flip, Juliana Cano Nieto, en declaraciones a Actualidad Colombiana, señaló que la situación de la prensa en Colombia no mejora: “estas violaciones a la libertad de prensa dejan como resultado que los periodistas y medios dejan de informar y denunciar, emitiendo informaciones incompletas o ignorando datos que puedan poner en peligro su vida. La gran pérdida la sufre la comunidad, que no entiende que esta situación les afecta, que pierden el derecho a estar informados verazmente, dijo Cano a Actualidad Colombiana.

“De un estudio realizado en el oriente antioqueño se desprende que un periodista que conoce casos de colegas muertos o amenazados por haber emitido alguna información, deja de comunicar sobre ese tipo de temas automáticamente. Esto se da en todos los ámbitos, pero especialmente en la provincia donde el periodista es más vulnerable y existe menos presencia de las diversas formas del Estado”, agrega la directora de la Flip.

El tema de la impunidad en las investigaciones a violaciones contra la libertad de prensa es otro motivo de preocupación para la Flip. “El 95% de las investigaciones en casos de violaciones a la libertad de prensa no tienen ninguna consecuencia para los infractores. Desafortunadamente solo en algunos casos de periodistas con reconocimiento nacional y con gran presión por parte de los medios y de la opinión se logra condenar a los culpables” dice Cano.

“Nunca decimos todo lo que sabemos. Los consejos de redacción se hacen en el monte y solo habla una persona”

Un veterano periodista y propietario de una emisora en una zona que padeció el fuego cruzado entre guerrilleros y paramilitares y que hoy se encuentra bajo el dominio de los segundos, concedió una entrevista a Actualidad Colombiana con la condición que mantuviéramos su nombre en el anonimato por razones de su seguridad:

“Los que tienen las armas imponen todo, no solo en las emisoras o en los periódicos, también en la política y en los negocios. Acá hubo un tiempo en que los unos querían se dijera esto o lo otro y los otros también. Yo para evitarme problemas con ambos cancelé los noticieros, pero seguían mandando comunicados para que los locutores los leyeran. Fui a hablar con los dos grupos y les dije que entendieran que si yo leía una carta de alguno, los otros me tomarían como su enemigo, y si no sacaba al aire algo de alguno ese mismo me sindicaría también de enemigo. Les pedí que me dejaran poner solo música y vender mi publicidad para sostener la emisora. Me tocó cerrar la emisora. Esto fue hace muchos años”, relata el comunicador.

El curtido periodista cuenta cómo evolucionaron las cosas y cual es la situación actual. “Después de un tiempo un grupo se quedó con el control de la zona. Las masacres y la violencia en general bajaron un poco y pude reabrir la emisora pero con condiciones. Pago mensual de una vacuna, apoyar en el noticiero a los candidatos que ellos ayudaran políticamente e ir una vez al mes a dar un reporte de las actividades de la emisora, especialmente del noticiero. Los concejos de redacción se hacían en el monte y solamente hablaba una persona, ahora de vez en cuando nos llaman”.

“Diga en su emisora tranquilo que nosotros matamos esa gente, así se dan cuenta de cómo son las cosas”

Ante la pregunta por un hecho recordara especialmente en sus años al aire, el periodista relató “Mire, a mi me tocó ir la entierro de más de un colega por decir cosas que no se podían decir, por eso uno aprende cuáles noticias se pueden sacar y cuáles no. Hace años, cuando la guerra empezaba por acá, uno de los grupos hizo una masacre y enterraron la gente en la finca que era de uno de los que mataron. Lógicamente nadie sacó esa noticia pensando en que a ninguno de los bandos les gustaría que se les adjudicara el hecho y que habría represalias a pesar que nadie sabía cual había sido el grupo que hizo la masacre. A los días nos llamó un comandante a la hora del noticiero y me dijo, “diga en su emisora tranquilo que nosotros matamos a esa gente, así se dan cuenta de cómo son las cosas con nosotros y cómo terminan los que se nos enfrentan”, yo me quedé de una pieza, sin saber que hacer, ese día no dije nada al aire. Después me obligaron a dar la noticia de la masacre y quienes habían sido sus autores”.

Las amenazas bajaron... los periodistas hablan menos

Las cifras del Estado y de organizaciones privadas muestran que las violaciones a la libertad de prensa tienden a la disminución de 2003 a 2004. Incluso el ministro Sabas Pretelt de la Vega se mostró complacido por la disminución de violaciones reportada por la ONU y reseñada en la mayoría de los medios de comunicación en Colombia. Se podría pensar que existe un mejor clima para la libertad de prensa en Colombia, por lo menos hasta la última semana de mayo de 2005.

Sin embargo, tras estas estadísticas se esconden varios aspectos, especialmente autocensura e impunidad. Los comunicadores del país han dejado de informar por temor, especialmente en la provincia donde son más susceptibles a las presiones de los grupos armados ilegales y las acciones de los corruptos, según lo concluyó Eduardo Bertoni, Relator Especial de Libertad de Expresión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, quien visitó Colombia del 25 al 29 de abril de 2005, invitado por el gobierno. Bertoni se reunió con funcionarios estatales, periodistas, propietarios de medios, ONGs y otros.

A los pocos días de la partida de Bertoni, finalizando abril, en mayo un periodista fue asesinado, cinco fueron amenazados, dos sufrieron agresiones y obstrucciones, una torre de transmisión fue dinamitada. En mayo, después de la visita del Relator, se presentaron nueve violaciones a la libertad de prensa, más del 50% de las cometidas en los cuatro primeros meses del año, según los datos suministrados por la FLIP.

Tras visitar varias zonas del país donde las violaciones a la libertad de prensa son frecuentes, como en el departamento de Arauca, Bertoni anota en su informe preliminar:

“... durante la visita a Colombia se recibieron numerosos testimonios de comunicadores sociales, especialmente de las regiones, quienes reconocieron que no publican informaciones sobre ciertos temas o han tenido que cambiar su línea editorial por temor a represalias. Incluso algunas autoridades admitieron que la sociedad civil, los medios de comunicación y la población en general, temen participar en debates públicos e informar sobre temas relacionados con el conflicto armado interno, la actuación de grupos armados al margen de la ley, el narcotráfico y la corrupción” [1].

Impunidad

El tema de la impunidad en los asesinatos, secuestros, amenazas y atentados en contra de periodistas y medios es reseñado por el Relator para la libertad de Expresión:

“El efecto intimidatorio provocado por las amenazas y asesinatos contra periodistas se amplifica si, además, estos hechos permanecen en la impunidad. Fueron numerosas las quejas recibidas respecto de los muy escasos resultados concretos en las investigaciones por estos crímenes.

El Estado tiene la obligación de combatir la impunidad por todos los medios legales disponibles, ya que ésta propicia la repetición crónica de las violaciones de derechos humanos y la indefensión de las víctimas y de sus familiares. Por estas razones, y sin perjuicio de las complejidades que pueden presentarse, preocupa a la Relatoría el lento avance en las investigaciones de asesinatos de comunicadores sociales”.

Cano Nieto agrega que solo las investigaciones sobre asesinatos, amenazas u otros atentados contra la libre expresión a periodistas de renombre nacional son investigados debido a la presión de los mismos medios y de la opinión en general, quedando en estado casi de indefensión los menos conocidos periodistas de provincia.

“Lamento la muerte de su esposa y de su hija”

En mayo se celebra el día internacional de la libertad de prensa.

Paradójicamente, mayo de 2005 fue uno de los meses en que históricamente se ha violado más este derecho. Cinco periodistas fueron amenazados, dos obstruidos en su labor y una torre fue hecha pedazos.

De los cinco periodistas, tres son directores de medios de comunicación independientes y fueron amenazados de manera similar el mismo día, 16 de mayo. La Flip reseñó así los hechos: “Dos coronas fúnebres llegaron en horas de la mañana a la antigua sede del noticiero de televisión Noticias Uno, dirigido por Daniel Coronell. Una de ellas lamentaba su fallecimiento y la otra el de su esposa -la periodista y presentadora Maria Cristina Uribe- y su hija. Por su parte, Carlos Lozano, director del semanario Voz, recibió, hacia las 4:00 de la tarde, en su oficina, un arreglo floral con la siguiente dedicatoria: “De la familia Montoya para el sepelio de Carlos Lozano”. La persona que hizo entrega del ramo fue capturada pero dejada en libertad por falta de pruebas. A Hollman Morris, director del programa de televisión “Contravía”, le llegó un ramo de rosas blancas a su casa, hacia las 7:50 p.m., con una tarjeta firmada por una familia Henao; las flores fueron entregadas por un sujeto alto, moreno, con acento de la costa atlántica”[2].

Daniel Coronell, en su columna de la revista Semana del 27 de junio, aparte de las amenazas conocidas y de las coronas fúnebres, relata cómo con la ayuda de un ingeniero de sistemas y de programas especializados en rastreo detectó el origen de la conexión desde donde se enviaban correos electrónicos al director de la revista Cambio, Mauricio Vargas, cuyos textos sindicaban a ex presidentes, senadores, ex ministros, ex fiscales y a él mismo de diversos delitos y faltas. Todos los mencionados en el E-mail han mostrado posiciones críticas frente al proyecto de reelección presidencial y al gobierno, dice Coronel.

Otro mensaje electrónico, con nuevas amenazas, fue enviado a Ramiro Bejarano, abogado y columnista. En su columna Coronell dice textualmente:

“La señal venía de una mansión en la zona de Suba, al noroccidente de Bogotá. En esa casa habita el ex congresista Carlos Nader Simmonds, titular de la suscripción de Cablenet usada para enviar el anónimo intimidatorio, similar a otros tres que ya entregué a la Fiscalía. No puedo asegurar que él esté detrás de todas las amenazas pero, por lo menos, éstas salieron de su propia casa. (...)

El señor Náder, a quien jamás he visto, estuvo preso en Estados Unidos por narcotráfico y conspiración. Era amigo e interlocutor habitual de Pablo Escobar y existen varias grabaciones que lo comprueban. Entre ellas, una en la que celebra con el capo el asesinato de Luis Carlos Galán. ("Más buen muerto que un hijueputa", sentencia Náder)” [3].

Se silencia una voz en Sucre

También en mayo fueron amenazados dos periodistas más. La Flip informó en su portal en Internet de la siguiente manera:

“El periodista Gilberto Martínez Prado fue amenazado en Ibagué (Tolima), ciudad al sur de Colombia. Martínez, director del Noticiero de Colmundo Radio, recibió por fax un sufragio con el logotipo de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). En dicha comunicación lo acusaban de hacer comentarios en contra de esa organización y de actuar a favor de grupos guerrilleros. El 26 de abril de este mismo año, Martínez había recibido otro sufragio, aunque en ese, los autores no se identificaban. El periodista cuenta con un vehículo blindado y dos escoltas que lo acompañan permanentemente en el desarrollo de su trabajo”.

Al precandidato a la gobernación y columnista Gustavo Montes, le advirtieron que debía salir de Sincelejo, capital del departamento de Sucre. Montes aseguró que esta advertencia se debió a las denuncias que hizo a finales del mes de abril sobre corrupción de políticos de la región en el noticiero de televisión local “Telenoticias”. Días después de las advertencias su columna de opinión televisiva fue cancelada. La Policía Nacional le realizó un estudio de riesgo que dio medio-medio. En la práctica esto significa que Montes cuenta con un acompañamiento permanente por parte de las autoridades para evitar un ataque en contra suya, informó la Flip.

En Cartago, comunidad defiende la libertad de prensa

En un caso particular, la comunidad, mediante protestas ciudadanas, logró que un programa radial previamente censurado volviera al aire:

“El pasado 16 de mayo la FLIP informó sobre el cierre del programa radial “Cómo les Parece” que se transmitía en la emisora Ondas del Valle del municipio de Cartago (Valle del Cauca). El cierre se debió a presiones indirectas en contra del director del programa, Javier Darío Arroyave, por parte del alcalde de ese municipio, el señor Luis Alberto Castro. Luego de casi 15 días de no estar al aire, el programa se reanudó gracias a la solicitud que hizo la comunidad y después que las directivas de la emisora, aclararan la situación con el alcalde”.

Amenazan periodistas citando palabras del Vicepresidente

Dos declaraciones, una del vicepresidente Francisco Santos y otra del presidente Álvaro Uribe Vélez, generaron controversia dentro del gremio periodístico de Colombia y el mundo.

En la primera Santos dijo que los medios de comunicación eran la caja de resonancia de los terroristas y el manejo de la información hacía más daño que las bombas. Las declaraciones del Vicepresidente le dieron la vuelta al y en Colombia fueron difundidas y debatidas en todos los medios de comunicación.

Aunque el Vicepresidente posteriormente se retractó, la Flip conoció el caso de un comandante de un grupo ilegal que amenazó a unos comunicadores con el argumento de “caja de resonancia del terrorismo” emitido por Santos.

Posteriormente, cuando se presentaron las amenazas simultaneas a Morris, Coronell, y Lozano, el presidente Uribe Señaló que sin importar la ideología el estado colombiano protegería a todos sus ciudadanos. El comentario de Uribe fue catalogado, por parte de la Flip, como un intento de estigmatizar política e ideológicamente a los comunicadores, situación casi tan compleja como las mismas amenazas.

Gobierno debe aumentar medidas de seguridad a periodistas

Si bien tanto Eduardo Bertoni como Juliana Cano Nieto reconocen el avance en defensa de los comunicadores en riesgo desde el Programa de Protección a periodistas del Ministerio del Interior, ambos tienen reparos al respecto.

Bertoni reconoce los esfuerzos del gobierno para defender la libertad de prensa pero conmina a las autoridades nacionales a aumentar las medidas de seguridad para los comunicadores a fomentar el ejercicio de la libre expresión y a luchar para que las diferentes formas de violaciones a la prensa y a los medios no queden en la impunidad.

Cano Nieto dice que es importante fortalecer el Programa de Protección a Periodistas. “El Programa debe mejorar, las medidas de protección muchas veces se demoran, falta celeridad en la entrega de las ayudas a periodistas que debieron abandonar su lugar de origen. El programa es un logro pero puede mejorar en la parte administrativa”, finaliza la directora de la Flip en Colombia.


[1] Véase el informe completo

[2] Ver comunicado completo

[3] Ver el artículo completo