¿Puede un pequeño grupo, apéndice marginal de la organizacion terrorista islámica Al Qaedda, cambiar la agenda y las intenciones del cónclave de los más poderosos de la globalidad?

Parece que pudo. Lo que ocurrió en Londres es más confuso de lo que parece.

Lo cierto es que importantes medios, comenzando por el casi infalible NY Times ya han informado, casi resignadamente que la agenda del G8 reunido en Escocia, ha cambiado radicalmente el clima y la temática de la alborotada cumbre.

De estar previsto el tema del recalentamiento de la Tierra y la pobreza lacerante y potencialmente explosiva de Africa, el foro ha pasado a ser un escenario donde George Bush y Tony Blair piden al G8 que se unan todos detrás de ellos en su proclamada guerra global contra el terrorismo.

Blair aludió al “terrorismo islámico” incluso antes de que la BBC difundiera al mundo el mensaje de la rama europea de la organización terrorista.

El asunto del recalentamiento de la atmósfera terrestre es un tema que enfrenta a Washington con muchos de los países de la Unión Europea, ya que EEUU es el principal difuminador de eteres, humaredas y gases contaminantes. Y el presidente Bush se opone a usar reglamentos y controles a las grandes industrias, cuyos lobbistas en Washington canalizan generosas contribuciones para las campañas políticas del Partido Republicano.

Con respecto al apoyo al Africa, Bush es reticente a los grandes aportes que se requieren y que el propio Blair le había sugerido que debería reforzar. La BBC informó que, pese a los contratiempos, el G-8 aprobó un refuerzo de 50 mil millones de dólares para la ayuda a los pobres del mundo. Este tema venía precedido de una campaña de música pop que pedía mayor generosidad al G-8. Al final, los organizadores, incluyendo los músicos irlandeses Bono y Geldof entre otros, quedaron mustios y colgando en el ridículo, porque la reunión del G-8 se dedicó a otra cosa: cómo proteger el transporte masivo del fanatismo islámico que se originó y financia Arabia Saudita.

El grupo que se atribuyó los atentados, autodenominado “organizacion secreta de Al Qaedda” encabezó su comunicado sobre la acción contra el gobierno británico, “cruzado y sionista”, afirmando que actuaba en “el nombre de Dios”.

Un día antes, una noticia de Kabul, pasó inadvertida, el gobierno de Barzai de Afganistán protestó por la incursión de un avión artillado norteamericano que mató una veintena de civiles afganos que no tenían nada que ver con los talibanes.

Barzai es un firme aliado de Washington. Se supone que la guerra de Afganistán terminó y sus habitants fueron liberados. Y, sin embargo, siguen muriendo civiles afganos en episodios de tipo bélico. ¿Que es eso, “friendly terrorism”? Mas de una vez el propio Bush y sus voceros han dado a entender que actúan “en nombre de Dios” esa es la otra monserga, repetida hasta el cansancio, de evangélicos bushistas como Pat y Gordon Robertson que contribuyen al mesianismo de ciertos políticos norteamericanos. La mezcla de fanatismo religioso con geopolítica, produce diversas formas de terrorismo en la globalidad./BIP