La jerarquía de la Iglesia Católica Romana (ICR) de Venezuela construye su discurso opositor al gobierno de Hugo Chávez, según se desprende de las declaraciones del profesor de teología Rafael Luciani, laico venezolano, director del Pregrado en Teología de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas.

“Nos encontramos frente a un régimen político con alta inspiración centralista y autoritaria, que pone en riesgo los logros y metas de una democracia que costó tanto en nuestra historia”, declaró Luciani en una entrevista publicada por la agencia Zenit, con sede en el Vaticano.

Sin mencionar la calidad de esos “más de cuarenta años de democracia continua”, Luciani define el gobierno actual como “inspirado por la ideología socialista radical, que mira como ejemplo al líder de la revolución cubana, y que ha ido controlando los espacios público y privado de la vida económica, social y política del país” con “su orientación claramente autoritaria, centralista y populista y de su ideología castro comunista”.

El dirigente de la Universidad Católica Andrés Bello llama a tomar conciencia de la crisis que se vive donde “El actual régimen ha provocado continuos enfrentamientos con la Iglesia católica, así como con otras instituciones que levantan su voz profética” y tiene en el debate nuevas leyes que aprobarían “la revolución proclamada por el presidente Chávez para sostener su praxis sobre una pseudo legalidad”.

Llama la atención que el prof. Rafael Luciani trate con tanta liviandad la afirmación de situación democrática vivida en Venezuela, cuando es de público conocimiento que la alternativa de los partidos tradicionales, en el gobierno de ese país, haya estado marcada de enormes injusticias, corrupción y desmantelamiento de las instituciones del Estado y que ignora que el gobierno actual tuvo el apoyo de la ciudadanía en libres elecciones, incluida el polémico referéndum de hace poco tiempo atrás.

Por otra parte mantiene en ausencia las novedades de mejoramiento en educación, salud y restablecimiento de normativas más justas para la población de menores recursos y la batalla para obtener mayor autonomía en el uso de recursos legítimos de Venezuela , especialmente en el tema del petróleo, y la participación de esos beneficios a países latinoamericanos, como es el caso de la reciente creación de Petrocaribe.

La adjetivación del actual gobierno en Venezuela -autoritario, centralista, pro cubano, pseudos legal- coincide con la que utiliza el Departamento de Estado de EEUU con el cual el Vaticano lleva una campaña común sobre todo lo relacionado con el sexo -leyes sobre el aborto, homosexualidad/lesbianismo, matrimonios de personas del mismo sexo- y en la estrategia política hacia el mundo islámico, especialmente en Irak y Afganistán.

Tampoco se puede dejar de hilar similares acciones de la ICR en otros países latinoamericanos, Bolivia, Nicaragua, Guatemala o Argentina, donde es evidente el mecanismo de oposición al gobierno de Kirchner, bajo la bandera de la temática sexual y de decisiones gubernamentales sobre la posición del ex obispo castrense, pero que esconde las dificultades serias de la dirigencia católico romana de vivir en una democracia cuyo signo sea el respeto de la diversidad y el pluralismo y avance sobre el rol del Estado en la educación y ponga en tela de juicio el aporte económico estatal a la ICR.

En este sentido es que debe valorizarse las declaraciones de Luciani, que ahora alcanza el ámbito vaticanista, juntamente con las últimas declaraciones del Episcopado católico romano venezolano, que van conformando y promocionado el discurso católico romano hacia una nueva civilidad con el signo de su ya proclamado “laicismo integral”.

El lenguaje y ritmo de las mencionadas declaraciones son un calco de lo que la ICR estuvo declamando en la década del 70, para luego quedar integrada al accionar de las dictaduras militares que diezmaron en vida y en economía a Latinoamérica.

En ese sentido las organizaciones políticas y sociales deben prestar seria atención a estas señales que vienen desde el mundo “religioso”, un ámbito complejo en la actualidad con la fuerza del crecimiento de sectores evangélicos, llamados “evangelistas”, cuya ideología político y manejo de la gente, coincide con la de la ICR.

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