Ha dicho el ministro Alfredo Ferrero, titular del TLC y Asuntos Foráneos, oficialmente de Comercio Exterior, que son parte interesada todos los que se oponen a la firma del TLC con Estados Unidos. Dijo también, enmendándole la plana al polaco flautista y colega suyo de gabinete, PPK, que él apostaba a que este convenio debía concluir al lado de Colombia y Ecuador. ¿Se divide la granja?

Por ejemplo, según la peregrina tesis de Alfredo Ferrero, ¿cuál sería el interés del oficial de Salud de NNUU, Paul Hunt cuando advierte sobre los riesgos en torno a las patentes para Perú? Ciertamente que dijo Hunt: “"A year ago, I indicated my deep concern that the US-Peru trade agreement would water down internationally agreed health standards, leading to higher prices for essential drugs that millions of Peruvians would find unaffordable. I continue being concerned today as negotiations on key issues draw to a close, the Special Rapporteur stated.” Y fue una admonición muy seria porque implicaría el detrimento de estándares de salud y precios más altos que harían que muchos medicamentos no estuvieran al alcance de las mayorías peruanas.

Vuelvo a preguntarle al ministro del TLC y Asuntos Foráneos, Alfredo Ferrero, ¿según usted, a qué grupo cabildero pertenece Paul Hunt?

Devolver la pregunta y decir: ¿a quién o a quiénes defiende señor Ferrero? Puede -y es- harto incómodo para este rechoncho resabio del fujimorismo que hoy anuncia que a sus 42 años no podría trabajar contra el Perú. Eso merece una explicación, está queriendo decir que antes sí lo ha hecho o que luego de cierto tiempo ¿también lo haría? Si hay algo cierto aquí es que quien pidió que no se “politizara” el vídeo asqueroso que LAN mostró contra el pueblo peruano, no necesita aclarar su inexistente patriotismo. Todos le reconocen a Ferrero su calidad de embajador de causas ajenas y profundamente extrañas al Perú.

Un excelente amigo, de larguísima experiencia en el mundo bancario, en sus tejes y manejes, en sus pulseos y encontrones, me confesó ayer que él con sus 35 años de experiencia no creía ser aún un negociador. ¿Qué se puede decir de los aventureros que “negocian” diciendo “sí o sí” todo el tiempo a la contraparte norteamericana? Cada vez que ha podido Pablo de la Flor ha dado demostraciones vergonzosas de cómo se traiciona a los contertulios, Ecuador y Colombia, y de cómo la cara dura suple al honor y a la habilidad para pelear por el Perú y no como ha hecho hasta hoy, conceder, dar, otorgar, en buena cuenta, regalar lo que no es suyo.

He sostenido y lo reafirmo: a estos sujetos, todos sin excepción, que están metidos en la francachela de las supuestas “negociaciones” hay que vigilarlos para evitar que se fuguen o que vuelvan al Perú a posteriori convertidos en capataces de las empresas transnacionales que hoy anhelan un TLC pro domo sua. Ya conocemos el caso de un ex Defensor del Pueblo que pasó de las filas estatales a defender a la ladrona Telefónica del Perú. ¡Qué desverguenza, la paga fleta cualquier causa! No hay principios, ni coherencia, sólo el sobre de pago.

Los grupos políticos siguen en el limbo de la más criminal ignorancia. Ninguno de ellos se atreve a cuestionar cómo se han llevado a cabo las “negociaciones” porque el conchabo estriba en silenciar el tema y seguir adelante para tentar la reelección parlamentaria. Y la pregunta sempiterna, angustiante y recurrente: ¿y el pueblo? ¿Quién se preocupa por el pueblo? parecen decir estos atorrantes.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!