La Cumbre de Gleneagles da a los dirigentes del G-8 la oportunidad única de realizar una acción significativa para reducir la pobreza en el mundo. Nada se opone a la erradicación de la extrema pobreza. Hay que dar pruebas de voluntad política. Y en nuestros días, el mundo y la opinión pública se movilizan para dar un firme apoyo a la lucha contra la pobreza.
Como responsables de dos comunidades mundiales que se beneficiarán grandemente de un compromiso político fuerte a favor de la erradicación de la pobreza en el mundo, alimentamos una doble esperanza: que los Jefes de Estado y de Gobierno del G-8 trabajen juntos para ir más allá de los intereses estrictamente nacionales, y que garanticen el liderazgo político y la acción colectiva que el resto del mundo busca y que le es indispensable. En ese sentido, queremos felicitar a los ministros de Finanzas del G-7 por haber aprobado hace poco una considerable reducción de la deuda de los países pobres. No obstante, esa anulación sólo se refiere a las sumas debidas a las organizaciones multilaterales y hay que considerar también las deudas contraídas en los acuerdos binacionales. Tampoco debemos olvidar las deudas internas.
Nuestro principal desafío, por tanto, es poner fin a la guerra económica que un sistema comercial internacional injusto impone a los pobres. El “programa de desarrollo de Doha” señala el camino que permite a los países pobres alcanzar la prosperidad utilizando los mecanismos del comercio internacional. El motor del comercio es político, y en la actualidad muchos dirigentes temen contrariar a grupos de presión poderosos y bien afianzados. Es importante, sin embargo, que se abran los mercados. Eso tiene que ver con el abandono de las subvenciones agrícolas.
Asimismo, es importante redoblar la ayuda al desarrollo, pero acompañada de una mejor utilización de esa ayuda. Los países francófonos y el Commonwealth incluyen entre sus miembros a muchos Estados africanos. Para nuestras dos organizaciones, la prioridad actual es que el G-8 tome la iniciativa de realizar una acción inmediata en África. Los dirigentes del G-8 tienen la oportunidad sin precedente de cambiar la vida de millones de personas. Esperamos que al dar pruebas de un compromiso político fuerte, ellos puedan lograr los avances necesarios en la lucha contra la pobreza en el mundo.

Fuente
Le Monde (Francia)

«Comment éradiquer la pauvreté ?, por Abdou Diouf y Don McKinnon, Le Monde, 7 de julio de 2005.