El 12 de junio, The Observer anunciaba en un titular: «Anulados 55 mil millones en la deuda de África, “una victoria para millones de personas”». Esta última cita es de Bob Geldof. En esta ocasión, el cantante irlandés afirmaba: «Mañana, 280 millones de africanos despertarán sin debernos ya un centavo por primera vez en sus vidas». Ese absurdo sería chocante si no hubiese sido incesantemente repetido por Geldof, Bono, Tony Blair, Gordon Brown, The Observer y compañía.
La tragedia africana se ha convertido en un circo en beneficio de los dirigentes del G-8 y los encargados de divertirnos en ese espectáculo son los medios de comunicación del establishment y las «celebridades». La rebelión organizada por los popstars tiende a disipar la verdadera cólera. Ninguna promesa significativa del G-8 se ha cumplido y la «victoria de millones de personas» no es una excepción. Los programas del Banco mundial y del FMI hundirán todavía más a los países «escogidos», el resto no es más que cantos de sirena. Geldof describe a George W. Bush como «apasionado y sincero» y Bono presenta a Blair y a Brown como apóstoles del desarrollo global.
Detrás de esa cortina mediática, los países ricos pueden organizar el saqueo de los recursos de los países pobres con las mayores ganancias para las empresas totalitarias. No es una conspiración, no es un secreto. La deuda es anulada a los países que se comprometen a abrir sus economías. Las riquezas de África son explotadas por los países ricos mientras que los gobiernos de los países del G-8 inducen a los gobiernos de los países pobres a privatizar aún más sus países. El neocolonialismo se esconde detrás del neoliberalismo.
La cobertura mediática actual permite a Tony Blair hacer olvidar su crimen en Irak sin abandonar su política imperialista. Los manifestantes durante la Cumbre del G-8 deben inspirarse en el movimiento iniciado por los grupos latinoamericanos y en los «no» francés y holandés.

Fuente
New Statesman (Reino Unido)

«John Pilger isn’t celebrating victory», por John Pilger, New Statesman, 27 de junio de 2005.