Era de esperar que tarde o temprano el secretario norteamericano de Defensa, Donald Rumsfeld, efectuaría un viaje a Kirguizia.

Y el jefe del departamento militar estadounidense inició este lunes su visita a esta república, reaccionando a la exigencia de la Organización de Cooperación de Shanghai (Rusia, China, Kirguizia y algunas otras repúblicas centroasiáticas) de fijar la fecha tope sobre la presencia de las bases militares de EEUU en esta región, sincronizándola con el término de la operación antiterrorista en Afganistán.

El responsable de la Junta de Jefes de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de EEUU, Richard Meyers, explicó el porqué de la necesidad de la presencia militar norteamericana en esta región, al declarar que Asia Central «resulta importante para Washington desde muchos puntos de vista y no únicamente por la operación en Afganistán».

Cabe señalar que lo principal es la ubicación estratégica de las bases, próximas al territorio de China y de Rusia, país que aún lleva la voz cantante en la región. Y finalmente, he aquí el aspecto clave del asunto: conservando sus bases Washington podría ejercer una influencia sustancial en la actuación de las repúblicas centroasiáticas en el escenario internacional y en los procesos que se operan en el escenario político interno de las mismas. No es ningún secreto que la pérdida de las bases estacionadas en Asia Central privaría a Washington de los instrumentos de influencia sobre esta región.

A día de hoy las bases militares norteamericanas se encuentran emplazadas en el territorio de Kirguizia y de Uzbekistán. De las declaraciones que hizo en términos tajantes el líder uzbeco, Islam Karimov, se desprende que EE UU se vería obligado a desmantelar su base de Hanabad por lo que reviste mucho mayor importancia la base «Gansi», ubicada en el aeropuerto internacional «Manas», en las cercanías de la capital de Kirguizia.

Es la segunda visita de urgencia que Donald Rumsfeld efectúa a Bishkek. Realizó el primer viaje a esta república tras los sucesos de marzo en el intento de persuadir a Kurmanbek Bakíev de que sería mejor no revisar la actitud ante la presencia militar norteamericana en Kirguizia ni relacionarla con la operación en Afganistán.Pero según parece, las autoridades de Bishkek no arden en deseos de complacer a Washington.

¿Qué argumentos podría aducir Rumsfeld para que Kurmanbek Bakíev, presidente electo que tomará la posesión del cargo el próximo 14 de agosto, reconsidere su posición sobre la base norteamericana en esta república?
En vísperas de las elecciones parlamentarias en Kirguizia, el embajador de EEUU en este país, Steven Yangh, emitió una declaración curiosa: «A lo largo de años Estados Unidos venía invirtiendo fondos en el fomento de la democracia y de la sociedad civil en Kirguizia y le gustaría ver los resultados concretos de la ayuda prestada». ¿Exigiría esta vez Washington como compensación por la ayuda prestada que la base «Gansi» permanezca en Kirguizia indistintamente de la amenaza terrorista proveniente de Afganistán sino que para respuesta a ciertos retos de alcance regional y global?

Tal estatuto tenía la base durante el gobierno de Askar Akaev. La base de Manas jugaba un papel importante en las relaciones entre EE UU y Kirguizia. Bishkek daba a entender que en caso de necesidad Estados Unidos podría valerse del factor de la enorme deuda externa de Kirguizia ante el Club de París que las autoridades de la republica pretendían cancelar mediante la reestructuración. No obstante, al amortizar la deuda, Washington corría el riesgo de perder su base militar en esta república centroasiática, lo que nunca ha ocultado el inquilino del despacho sito en el piso séptimo de la Casa de Gobierno kirguiz.

Washington se da perfecta cuenta de que la situación ha cambiado y lleva el propósito de hacer nuevas ofertas que Bishkek «obligatoriamente aceptaría», solicitando a cambio olvidarse de la fecha de la retirada de las tropas estadounidenses del territorio kirguiz.

No importa de qué ofertas se trata. Hay otro detalle a considerar. Los países de la OCSH en su declaración no insisten en que los miembros de la coalición antiterrorista retiren de inmediato sus bases de Asia Central. Pueden barajarse las fechas más distintas e inesperadas.

Según parece, lo principal es pactar los términos de la presencia norteamericana en la región.
En su primera conferencia de prensa concedida después de las elecciones presidenciales, Bakíev destacó que las relaciones entre Kirguizia y Estados Unidos «no deben limitarse a la existencia de la base estadounidense de Manas». Queda por ratificar esta posición.

Fuente
RIA Novosti (Rusia)

Ria Novosti 25 de julio 2005