El Gobierno ha estudiado la posibilidad de asignar medios financieros adicionales para eliminar las reservas de armamento químico ruso.

El ministro de Industria y Energía, Victor Jristenko, ha informado que hasta 2012, último plazo para cumplir las cláusulas del Convenio internacional sobre prohibición de armas químicas y su total eliminación, se necesitarán 21,29 mil millones de rublos anuales (casi 900 millones de dólares) en vez de los 6-7 mil millones mencionados anteriormente. Ello se debe a que Rusia no recibe toda la ayuda internacional que se le había prometido para destruir sus armas químicas.

Cuando se había firmado el Convenio sobre prohibición de armas químicas (1993), las reservas rusas de sustancias tóxicas eran las más grandes en el mundo: 40,000 toneladas. El segundo puesto le correspondía a Estados Unidos, con 36,000 toneladas. Para poder cumplir con los compromisos que emanaban del Convenio, Moscú necesitaba la enorme suma de 10,000 millones de dólares, que no tenía. Los países occidentales - en primer término, EE UU se ofrecieron a prestar ayuda.

Los norteamericanos, en particular, prometieron construir con dinero propio
(888 millones de dólares) la primera etapa de la planta en la que se eliminarían los agentes paralizantes sarín, somán y los gases VX, con los cuales estaban rellenas las ojivas de los misiles tácticos y táctico-operativos, así como los proyectiles de artillería almacenados en el poblado de Schuchie, provincia de Kurgán. En ese lugar se conservaba un total de 5,440 toneladas de sustancias tóxicas.

La planta debía entrar a funcionar en 2005 y permitiría proceder a la segunda etapa de la destrucción del armamento químico ruso: eliminar 8,000 toneladas de agentes mortíferos para el 29 de abril de 2007. Lamentablemente, Washington no cumplió con su promesa.

Primero, había exigido que la parte rusa le presentara para comprobar la tecnología de detoxicación de los gases paralizantes; luego, insistió en que se construyeran a ritmos acelerados viviendas e instalaciones de servicios sociales en el poblado de Schuchie (se suponía que Moscú ya se ocuparía de este último aspecto).

En fin, Rusia aceptó y cumplió con todas las exigencias, pero los congresistas estadounidenses desearon, además, que Moscú desvelara sus reservas de armas binarias y dejara a los inspectores de EEEE visitar los institutos de investigación biológica, que no tenían nada que ver con la destrucción de armas químicas ni con las propias armas químicas en general. O sea, la parte estadounidense siempre encontraba pretextos para no cumplir con los compromisos asumidos.

Varios expertos rusos, entre ellos Natalia Kalínina, Doctora en Ciencias y reconocida especialista en desarme químico, opinan que tal comportamiento de Washington, que no se apresura a asignar los medios financieros prometidos, no se debe a que le desagrade la postura de Rusia frente a tales o cuales cuestiones.

Más bien, se debe a que EEUU tampoco logra cumplir los plazos establecidos para destruir las reservas propias de armamento químico. Por ello, Washington pone trabas a Rusia en dicho terreno. El país más poderoso del mundo, que difícilmente sentiría dificultades para financiar la eliminación de sus armas químicas, EEUU no quisiera parecer a los ojos de la comunidad internacional un Estado que no sabe cumplir la palabra.

Sea como sea, Rusia ha construido en ese tiempo con ayuda de otros países -Alemania, en primer lugar- una planta para destruir las reservas de iperita, lewisita y sus mezclas. Funciona en la localidad de Gorni, provincia de Saratov, y para la fecha allí han sido eliminadas 863,6 toneladas de sustancias tóxicas de las 1.143,2 toneladas que existían en total.

El subdirector de la Agencia Federal de Industria (organismo responsable de la liquidación de sustancias tóxicas), Victor Jolstov, asegura que todas las reservas de armamento químico en Gorni quedarán destruidas para finales de 2005.

Otra planta se construye en el poblado de Kambarka, República de Udmurtia. También deberá ser puesta en marcha a finales del presente año para destruir 6,360 toneladas de lewisita. En el poblado de Maradikovski, provincia de Kírov, se montan instalaciones en las que se neutralizarán 6,980 toneladas de sarín, somán y gases VX. Hay planes de montar otras más en las localidades de Kizner, Udmurtia (5.680 toneladas de agentes paralizantes), Leonidovka, provincia de Penza (6880 toneladas de sarín, somán y gases VX), y Pochep, provincia de Briansk (7,560 toneladas de gases nerviosos).

Para poder cumplir con los plazos fijados en el Convenio, se necesita poner en marcha la planta de Schuchie, provincia de Kurgán. EE UU acaba de asignar dinero para esa instalación, pero es insuficiente y no permitirá avanzar.

Así las cosas, el Gobierno ruso ha decidido asignar medios adicionales para el desarme químico. Se estima que hasta el 29 de abril de 2012 se necesitará 170,000 millones de rublos, o casi 6,000 millones de dólares.

El Gobierno de Mijaí Fradkov no ha hecho ningunas declaraciones ruidosas pero ha mostrado que no confía en la constancia y la sinceridad de su socio norteamericano cuando se trata del desarme químico. Es mejor que Rusia se esfuerce y encuentre ella misma el dinero que necesita para cumplir con los compromisos asumidos ante la comunidad internacional. Así no dependerá de los caprichos del socio que tiene allende el océano.

Fuente
RIA Novosti (Rusia)

Ria Novosti 25 de julio 2005