Una semana ya de las movilizaciones en el norte del país y el alboroto y la
tergiversación no pueden ser mayores, a pesar que el tema no ha sido tratado con juicio amplio y crítico.

¿Qué está ocurriendo con las mineras?, ¿quiénes son los malos y quiénes los
buenos? Majaz podría ser la primera productora de cobre en el Perú con una
campaña de expedición que ya bordea una inversión de 20 millones de dólares
y que se incrementaría a 10 millones más, Yanacocha y Antamina según las
estadísticas del gobierno son las empresas con mayor crecimiento, lo común
entre estas es que han tenido enfrentamientos con la población donde se
encuentran. Enfrentamientos que en algunos casos ha derivado en muerte que
inescrupulosamente han sido soslayadas por un sector del periodismo
complotándose con el silencio del gobierno, dispuestos ambos a defender al
empresariado y al capital extranjero aunque carezcan de razón. Se hace
hincapié en las formas de proceder de los campesinos sin embargo nada de
aquella responsabilidad social de la empresa, ni de cuál es el verdadero
papel que juega el Estado allí, en las zonas más alejadas de nuestra patria,
se resalta la reacción violenta, según los principales medios de
comunicación, de los pobladores y nada de qué o quién origina este
comportamiento y se minimiza cualquier voz a favor destruyéndolas como mero
radicalismo ignorante.

Es importante llevar al debate el rol del empresariado, lejos del axioma
cerrado y estúpido inventado por los apologistas del evangelio neoliberal
que el capital es desarrollo y progreso, sino entonces por qué del frecuente
e insistente choque entre fuerzas sociales y fuerzas económicas, ejemplo
Majaz, y que significan que hasta el momento no son complementarias una a
otra, sumando también de cuál será el impacto ambiental en la zona alterando
o no el modus vivendi de los pobladores. Contaminando o no su desarrollo y
su permanencia legítima.

La situación se agudiza y en efecto, el gobierno se alía con algún
periodismo, calla y calla, dejando el problema en manos de militares
acantonados en los campamentos dispuestos a apabullar cualquier incidencia
respondiendo ellos a su forma reaccionaria y en el Congreso de nuestra
república la pelea por comisiones es de nunca acabar, a todo esto ya sabemos
quiénes son los malos y quiénes son los buenos.