En el diario El Mercurio del sábado 3 de los corrientes, se dice lo siguiente: “Como Chile es la válvula de ajuste cuando la producción de Argentina no alcanza para abastecer el mercado interno, las importaciones de gas natural se ven mermadas ante alguna contingencia que ocurra en el vecino país, como fue ahora el frío.”, y también se informa que “Sólo 24 horas duró el corte total de gas natural para las 500 industrias de Santiago, que se quedaron sin ese insumo entre la mañana del jueves y viernes……. Ayer, a partir de las 11:00, la distribuidora Metrogas ya había normalizado el 100% del suministro a sus clientes industriales, gracias a que recibió más gas natural desde Argentina, comportamiento que se debería replicar este fin de semana.”

Como es obvio la dependencia chilena del gas argentino reviste particular importancia. Nada menos que 500 industrias de Santiago debieron carecer de ese insumo durante 24 horas. Y ha sido el frío el que decretó, por decirlo de alguna manera, que existiera menos gas y un corte total en Chile. Nótese pues que hay enorme preocupación de solucionar este escollo a como dé lugar. Y a alguien, o a algunos, se les ocurrió que un “anillo energético” que involucrara o acercara el gas de Camisea al norte chileno, representaría una salida de lo más interesante.

Dijo semanas atrás, el ex canciller Manuel Rodríguez Cuadros que en la eventualidad de exportación gasífera hacia Chile, éste provendría del yacimiento de Pagoreni, cuyas reservas aún no han sido debidamente esclarecidas. Tampoco las circunstancias en que se adjudicó, sin licitación ni concurso público, a las mismas empresas que están en Camisea, esto es: Pluspetrol, TGP, Hunt Oil y HK.

Carlos Repetto Grand, respetado patriota recientemente desaparecido, escribió un día antes de su deceso en junio: “Pagoreni es un yacimiento cuyas reservas de gas natural y condensado, aún no han sido desarrolladas, pero se estiman similares o mayores que Camisea y ya fueron entregadas, entre gallos y medianoche, por PerúPetro al consorcio liderado por Pluspetrol, sin licitación alguna, a dedo, no encontrándose justificación para esa condescendencia, más aún cuando funcionarios inescrupulosos también sin licitación o una amañada, permitieron tiempo atrás que las reservas probadas de petróleo de los lotes 8 y el lote 1 AB, pertenecientes a Petroperú S.A., en la Selva Norte, pasaran ¡por una bicoca! a la tenencia de dicho consorcio, con contratos blindados por el artículo 62º de la Constitución, que están permitiendo la onerosa venta de dicho petróleo a Petroperú (su anterior dueño) al precio internacional; dinero que a su vez ha servido de soporte financiero para desarrollar Camisea.”

Es decir hay brumas más o menos espesas sobre cómo Perú y para qué adheriría nuestro país a un ignoto “anillo energético” cuyo fin primordial sería la de solucionar la escasez consuetudinaria de gas que hay en Chile. ¿Dónde están las ventajas para el Perú? ¿Acaso no sería mejor negociar por las avenidas del arreglo de otros temas pendientes como, por ejemplo, la delimitación marítima con el país del sur? ¿O es que siempre hay que estar arrodillados como gusta tanto a los vendepatrias que afincan sus devaluados reales en los ministerios y en la burocracia?

En cualquier negocio, es menester invocar que los réditos beneficien a todos los participantes. Si no es así, mejor explorar otros caminos y alamedas. Y en esto hay un fuerte componente político que debe resguardar la dignidad soberana y cautelar que la historia patria no registre otra vergüenza entreguista en nombre de supuestos progresos que sólo hacen más ricos a quienes forman parte de las grandes confederaciones empresariales que sólo privilegian el lucro de sectores minoritarios y oligárquicos.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!