En diciembre de 2004, los Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea decidieron abrir las negociaciones con Turquía para su ingreso en la UE, ya que Europa necesita una Turquía estable, democrática, próspera, en paz con sus vecinos y respetuosa de nuestros valores en todo sentido. Es un interés estratégico nuestro en momentos en que las relaciones con el mundo musulmán revisten una importancia crucial. Un proceso de negociaciones es un medio eficaz de alcanzar ese objetivo. La perspectiva de ingreso es un motor de reforma tan seguro como el ingreso mismo. El ingreso de Turquía no se ha efectuado, pero de todos modos este país puede beneficiarse con las negociaciones. Ese proceso será también provechoso para solucionar el problema chipriota.
Turquía ya ha aprobado dos reformas exigidas por el Consejo Europeo: la adopción de un nuevo código penal más respetuoso de los Derechos Humanos y la firma de un acuerdo de asociación Unión Europea-Turquía. Este acuerdo permite la libre circulación de mercancías, así como el reconocimiento por Ankara de que la Unión Europea cuenta con 25 miembros. De hecho, después de efectuada esa firma, las autoridades turcas afirmaron que no consideraban que dicho texto significase un reconocimiento de la República de Chipre. Ciertamente, la candidatura de ingreso a la UE de un país que no reconozca la totalidad de los miembros de la Unión es algo sin precedente, pero es inútil actuar como si descubriéramos el problema chipriota que data de más de 30 años. El rechazo de los chipriotas griegos al «plan Annan» no ha permitido solucionar el problema. La declaración turca no se destaca por su pertinencia, pero tampoco sorprende. Esperamos que Turquía reconozca a Chipre oportunamente y Turquía ya se ha declarado lista a hacerlo mediante una reunificación efectuada bajo la égida de la ONU.
La clave de la solución está en manos de las dos comunidades que hay en Chipre. Es necesario que la ONU, paralelamente a las negociaciones de ingreso de Turquía en la UE, reanude los debates sobre Chipre. Esperamos que el gobierno de Ankara participe en ello de manera constructiva. El 1ro y el 2 de septiembre los Estados miembros de la Unión Europea analizarán el mandato de negociaciones propuesto por la Comisión y la declaración emitida por Turquía. Las reformas emprendidas en Turquía brindan una sólida base de trabajo. Además, la declaración turca no podría poner en tela de juicio el protocolo que ya firmó.
Tanto en la Guerra Fría como en la guerra contra el terrorismo, Turquía es y sigue siendo un socio estratégico para Europa. Es conveniente darle una oportunidad a Turquía, y que esta la aproveche.

Fuente
Le Monde (Francia)

«Donnons sa chance à la Turquie», por Olli Rehn, Le Monde, 31 de agosto de 2005.