Triste aniversario el del 11 de septiembre de 2001. A las imágenes sin equivalente en la Historia se añaden en nuestras memorias las de Madrid o Londres. Además, el tsunami en Asia y el huracán Katrina nos recuerdan la extraordinaria fragilidad de los conglomerados urbanos modernos. Actos de Dios o de locos de Dios, ese tipo de catástrofe, a escala muy amplia, ya no pueden permanecer fuera del debate público. En efecto, la protección de bienes y personas es el quid de la legitimidad del poder público, y en una sociedad democrática los ciudadanos tienen derecho a saber lo que hacen las autoridades para protegerlos.
En la actualidad, vivimos en la era del terrorismo de masas, cuarta guerra mundial que no dice su nombre. Basta con escuchar las declaraciones de los dirigentes de Al Qaeda para convencerse de ello. Sólo es cuestión de tiempo antes de que seamos el nuevo blanco. Felizmente, Francia es uno de los países que, a nivel de sus servicios, hace más en materia de prevención del terrorismo, en términos de inteligencia, de desmantelamiento de células, de lucha contra el islamismo radical, de los predicadores extremistas y de otros apóstoles del odio. Es necesario continuar ese esfuerzo y apoyar el proyecto de ley de Nicolas Sarkozy para fortalecer nuestros medios de acción. Si bien se llevan a cabo acciones a esfera nacional, la acción a nivel local es insuficiente. ¿Qué medidas ha tomado el Alcalde de París? Fuera de colocar el retrato de los rehenes en la fachada de la Alcaldía o dedicar una Noche Blanca a las víctimas del terrorismo, la acción de la municipalidad, simplemente, es inexistente. Me aterran las posibles consecuencias de un atentado en el corazón de París; con más razón, si se cometiera utilizando armas de destrucción masiva, nucleares, radiológicas, bacteriológicas o químicas.
En los últimos días discutí con el Jefe de la Policía de Nueva York sobre las medidas que había tomado en su ciudad después del 11 de septiembre. Participé en una reunión con mi amigoSam Nunn quien preside una ONG internacional original, Nuclear Threat Initiative, que trata de alternarse con el G8 en los esfuerzos para impedir a los terroristas que adquieran armas nucleares.
La próxima campaña municipal en París, incluidas las elecciones primarias internas en el seno de la UMP, debe permitir abrir el debate ante los parisinos sobre este tema que considero de extrema dificultad y sensibilidad para la opinión pública. Pero es inconcebible que el Alcalde de París permanezca al margen de esa problemática.

Fuente
Le Figaro (Francia)
Difusión: 350 000 ejemplares. Propiedad de la Socpresse (creada por Robert Hersant, hoy es propiedad del constructor de aviones Serge Dassault). Es el diario de referencia de la derecha francesa.

«Terrorismo: la amenaza urbana», por Pierre Lellouche, Le Figaro, 10 de septiembre de 2005.