De tendencia laborista, Haaretz es el diario de referencia de las élites israelíes. En su edición del 7 de septiembre de 2005 señala: «Según expertos, Yasser Arafat murió de SIDA o envenenado».
El artículo fue publicado con motivo de la aparición en las librerías de una obra en hebreo de los periodistas Amos Harel y Avi Isacharoff que reproduce el informe de los médicos franceses sobre el deceso del presidente de la Autoridad Palestina. Ahora bien, dicho informe no plantea en ningún momento la hipótesis del SIDA, sólo la del envenenamiento por una sustancia no identificada, de forma tal que no se puede afirmar con certeza si este envenenamiento es natural o criminal.

Sin embargo, Haaretz ofrece la opinión de expertos israelíes que supieron del informe francés, sobre todo la del profesor Gil Lugassi, presidente de la Asociación de Hematólogos Israelíes. Este último afirma categóricamente, sin haber examinado nunca al difunto y sin contar con otros elementos que no fueran los ofrecidos por el informe francés, que el presidente Arafat murió de SIDA.
El diario israelí compone su título colocando este diagnóstico imaginario antes del de los forenses. Hay dos cosas en juego: por una parte, desacreditar a Yasser Arafat luego de su deceso al hacer ver que el viejo líder era gay (lo que muestra de paso que este calificativo sigue siendo peyorativo en Israel) y, por otra, ocultar la sospecha de envenenamiento por parte de los servicios israelíes.

Recordamos que durante los meses anteriores al deceso, el general Sharon anunció varias veces su propósito de mandar a asesinar al presidente de la Autoridad Palestina y que la ONU intervino para tratar de disuadirlo.
La revista Intelligencia, difundida en árabe por la Red Voltaire, publicó, algunas semanas antes del envenenamiento fulminante de Yasser Arafat, las grandes líneas del plan de Ariel Sharon que preveía la eliminación del presidente, su sustitución por Abou Mazen (Mahmud Abbas), y la constitución de un gobierno israelí de coalición.