El hecho de preocupar a los iraquíes, desde el primer día de la ocupación, con el juego político, tenía por objetivo hacerles olvidar su primera prioridad: enfrentarse a las fuerzas de ocupación. Los Estados Unidos y el gobierno títere iraquí trataron y siguen haciéndolo, de desencadenar una guerra civil cuyo objeto es debilitar a la resistencia.
Luego de diferentes situaciones dramáticas, dirigidas a profundizar el desacuerdo y el odio entre las comunidades, llega la Constitución y sus famosos artículos. Esta es una de las maniobras que sirven para ganar tiempo y prolongar el período de ocupación estadounidense. Sólo la resistencia dio la espalda a lo que se ha llamado «proceso político», un proceso cuyo objetivo es enmascarar la verdad de lo que está pasando en el país del Tigris y el Éufrates. Esta constitución es la última etapa en el trayecto de colonización del país. El hecho de instar al establecimiento de un sistema federal, enterrar los dos principales aspectos de identidad del país, el carácter árabe y el Islam, o de anunciar la soberanía en plena ocupación, todos esos elementos prueban que los que elaboraron la Constitución son los que se niegan a que se retiren las fuerzas ocupantes.
Si admitimos que todas las partes aceptan una nueva constitución, si se omite el artículo sobre la federación y se confirma el carácter árabe del país sin poner fin a la ocupación, ¿eso significará que el país recuperará su vida normal? Suponiendo que la Constitución responda también a las reivindicaciones de los sunitas, ¿hay alguien que pueda garantizar el respeto de esa constitución? Sólo en el espacio de dos semanas se produjeron flagrantes violaciones, entre ellas la prolongación de mandato concedida a la Asamblea Nacional y la intervención del embajador estadounidense en Irak recordando que introducirá modificaciones adicionales, en la constitución, favorables a los sunitas.
Los Estados Unidos no fueron a Irak para concederle la soberanía, la democracia, la Constitución, etc. Las humillaciones y el genocidio de que son víctimas los iraquíes reflejan la verdadera razón detrás de tal ocupación. Además, todas las etapas políticas que siguieron a la invasión fueron calificadas de históricas por el presidente Bush. Hay que protegerse contra el nuevo juego llevado a cabo por el embajador estadounidense en Irak consistente en modificar la Constitución a su antojo. Lógicamente, se debe expulsar a ese embajador, cerrar la embajada y poner así fin a la ocupación. Las modificaciones consisten en establecer la estrategia aplicada a los filipinos. Es decir, bases en las fronteras y un gobierno títere en el centro. Por consiguiente, poco importan los artículos de la Constitución mientras que Irak sólo represente un pozo de petróleo a disposición del ocupante. Irak no aceptará ser un peón en manos de los neoconservadores que hasta los propios ciudadanos estadounidenses comienzan a odiar.
Irak siempre ha sido la cuna de la civilización árabe-musulmana, y el pueblo iraquí no se niega a tener una constitución, un ejército y un Estado, pero no quiere que se lo proponga la administración Bush. Los iraquíes deben asociar su «no» a la Constitución a un «no» a la ocupación.

Fuente
Al Quds Al Arabi (Reino Unido)

«الدستور علي الورق فيما الاحتلال علي الارض», por Hamden Hamden, Alquds al-Arabi , 26 de septiembre de 2005.