No creo que Abu Musab al-Zarkaui exista. Murió en el Norte de Irak a inicios de la guerra (incluso su familia le dedicó una ceremonia funeraria en Jordania) y a partir de entonces su nombre no ha sido más que un juguete, una excusa utilizada por los norteamericanos para permanecer en Irak. Declarar la «guerra total a los chiítas», es un medio de acercar a esa población a las fuerzas de ocupación y alejarlos de la resistencia.
Contrariamente a lo que se anuncia, las fuerzas iraquíes no controlan la situación en el país. Las tropas de ocupación siguen en la periferia de las ciudades para intervenir al menor problema.
El proyecto de constitución fue redactado precipitadamente para responder a los objetivos de los estadounidenses, pero no se corresponde con las aspiraciones de los iraquíes. Lanzo un llamado personal a boicotear las elecciones pero sé que George W. Bush ya está preparando su declaración sobre el éxito de la Constitución. Ello no impide que Irak se hunda. Aquellos que están a favor del proceso van a tratar de utilizar al ayatolá Sistani para favorecer el referendo. Ya ese había sido el caso antes de las elecciones anteriores. Ibrahim Al-Jaafari es un primer ministro nefasto que sólo ha empeorado la situación.
Si queremos salvar a Irak, es necesario un calendario de retirada de las tropas, poner los poderes nacionales bajo control de la ONU y organizar un verdadero diálogo nacional con elecciones bajo control internacional.

Fuente
Le Monde (Francia)

«Abou Moussab Al-Zarkaoui est mort. Son nom est utilisé par les occupants pour rester en Irak», por Cheikh Jawad Al-Khalessi, Le Monde, 16 de septiembre de 2005. Texto adaptado a partir de una entrevista.