Dios encontró sin embargo a un hombre bueno, esposo y padre de tres hijos que con esposa y nueras, merecía sobrevivir al cataclismo: Noé, que en medio de una corrupción generalizada se mantuvo impoluto, y a quien enseñó a construir un arca y le encargó salvar a otras criaturas que también merecían vivir.

Para celebrar el exitoso fin de la aventura que lo llevó a la cima del Monte Arará, ubicado ahora en Turquía y en los tiempos bíblicos en la Armenia histórica, Noé plantó vid e inventó el vino.

Aventuras y leyendas análogas aparecen recreadas en las culturas que han prosperado junto a grandes ríos: Danubio, Nilo, Tigris, Eufrates, Amazonas, Orinoco, Gongo e incluso el Mississippi, en todas hay un héroe que al salvarse, salva

Otros rituales, creencias o leyendas se relacionan con el agua, la principal alude al agua bendita que es la misma que los químicos llaman H2O, aunque bendecida por los sacerdotes y que es utilizada en el bautizo y otros ritos cristianos.

Muchas religiones y credos populares acuden también al cristalino y fresco líquido, base de la vida y símbolo de la inocencia. En todas limpia y purifica, aunque con agua, Poncio Pilatos se lavó las manos.

Casi todas las alusiones románticas al agua, se relacionan con ríos, manantiales y sobre todo al milagro de la lluvia, uno de los más bellos espectáculos de la naturaleza y probablemente el que más se agradece.

En esta temporada hemos tenido una cruda confirmación de que el agua está también ligada a eventos negativos, porque todavía no se han desarrollado las capacidades necesarias para neutralizarlos, asimilarlos y convivir con ellos sin las tragedias que ahora originan las lluvias asociadas a los monzones, los huracanes en el Caribe y el Golfo de México.

La pobreza que acompaña al subdesarrollo económico y el atraso tecnológico, coincidentes con la precariedad de las carreteras y caminos, los sistemas de comunicación y distribución de electricidad y el estado lamentable de las viviendas de los campesinos, los pescadores y los pobres en general, son la causa de la masividad de tragedias que afectan a millones de personas.

En las dramáticas imágenes mostradas por la televisión desde la India hasta Centroamérica, no es posible encontrar una sola de las residencias donde moran tranquilos y satisfechos los oligarcas nativos. Ninguno de sus palacetes está ubicado en las laderas o las bases de los cerros donde el terreno cede, ni en las márgenes de los ríos.

Parece como si en los días del diluvio, cada uno de los privilegiados tuviera a su disposición un arca privada.

Esta vez nadie la asignó, tomando en cuenta la probidad y la virtud. Los viejos y nuevos ricos las compraron con los dineros apañados a cuenta de las mayorías.

Los oligarcas no cargan como Noé a otras criaturas, sino que marchan solos hacía las cumbres seguras donde con dinero se compra seguridad.