La cadena de tv por cable Sky, de Gran Bretaña, comenzó el viernes 13 de octubre su boletín noticioso de las 8 de la mañana, con el siguiente informe: “El escritor Harold Pinter ha muerto...(largo silencio)... corrección: (otro largo silencio): ¡el escritor Harold Pinter no ha muerto y acaba de ganar el Premio Nobel de literatura 2005!

“De este modo, con anuncios estrambóticos o de inusitada violencia verbal, alternados con silencios que, entre los parlamentos, resultaban muy expresivos, Pinter escribió sus numerosas obras teatrales, creando un estilo único que revalorizó el teatro con espacios encerrados y diálogos impredecibles” escribió en el NY Times la comentarista especializada Sarah Lyall.

Sky dio a los britanicos y al mundo la buena nueva: el escritor y autor teatral inglés, Harold Pinter fue elegido para recibir el mas prestigioso premio de literatura que existe.
De este modo, la prestigiosa Academia sueca le asestaba una segunda bofetada simbólica, en menos de una semana, a la politica exterior del presidente George W. Bush, porque Pinter se había erigido en los últimos tiempos en un implacable crítico de la guerra contra Irak.Y, de paso, del gratuito compromiso bélico que asumió el primer ministro britanico Tony Blair. “Hemos traído a nuestras vidas la imagen de la tortura, de las bombas cluster, del uranio desperdiciado, de innumerables actos de asesinato a mansalva, de la miseria y degradación del pueblo iraquí, y le llamamos a eso llevar democracia y libertad al Oriente Medio”, escribió Pinter recientemente en una revista británica.

Antes, la Academia había premiado, con el Nobel de la Paz, al científico egipcio. Mohammed El Baradei, quien en sus investigaciones, por encargo de Naciones Unidas, puso en seria duda que Irak estuviera en posesión de armas atómicas, lo que era uno de los argumentos de Bush para justificar la guerra contra Irak.

A los 75 años, y después de una gran producción literaria y teatral, Pinter comprimía su currículum en un solo párrafo: “Hijo de imigrantes judíos de Europa Oriental” (el padre era sastre), Pinter nació en Hackney en la zona este de Londres. Recordaba el antisemitismo que había sufrido desde niño, un aspecto que influyó en su obra creativa.
Entre sus principales obras, figuran The Caretaker y Betrayal (El cuidador y Traición), que ya son consideradas piezas clásicas del moderno teatro británico. Su primer matrimonio, con la actriz Vivien Merchant y después siguió un camino tradicional entre brillantes escritores ingleses, al casarse con una escritora aristócrata, Lady Antonia Fraser.

Al anunciar el premio literario, la Academia sueca brevemente dijo que Pinter había ganado un gran reconocimiento como luchador por los derechos humanos. Periodistas ingleses le preguntaron si ya no escribía mas obras teatrales, a lo que respondió: “ya escribí 29 obras. Ahora me dedicaré a la poesía. En sus escritos, Pinter ya había mostrado inspiración romántica y de poeta, como cuando escribió el guión de la bella película, muy laureada La mujer del teniente francés. Por sus frecuentes artículos y conferencias, parece que su renovada energía la seguirá dedicando a criticar la política global de Washington.

Por ejemplo, La pesadilla de la histeria americana, histeria ignorante, arrogante, estúpida y beligerante. Eso escribió este año Harold Pinter, Premio Nobel de Literatura 2005./BIP