Los cambios de actitudes de algunos responsables franceses respecto de Turquía tienen algo de malsano ya que parecen demostrar que la clase política francesa sólo gobierna acorde con las encuestas. Es necesario recordar algunas evidencias. La Comisión Europea estableció las reglas y es evidente que Turquía no será miembro de la Unión Europea en tanto no respete algunos derechos, que no se reconozca el genocidio armenio y no se normalicen las relaciones con Chipre. Es un hecho que la integración de 11 000 páginas de derechos comunitarios al derecho turco llevará tiempo.
Por consiguiente, el examen de la candidatura turca no se realizará antes de diez años y nada prueba que el resultado de las negociaciones será favorable. Todas las cuestiones planteadas difícilmente se solucionarán. El hecho de reconocer el genocidio armenio en Turquía tiene la misma dificultad que reconocer la naturaleza del régimen de Vichy o la guerra de Argelia en Francia. El proceso ha comenzado en Turquía pero llevará tiempo. Las cosas están más adelantadas en cuanto al problema chipriota y el asunto kurdo. Turquía también experimenta esas reacciones desacertadas de orgullo nacional. Su última declaración sobre Chipre es catastrófica y complicará y retardará las cosas. Todos los que se niegan a la adhesión turca por xenofobia están contentos por ello.
Necesitamos que ese gran país se democratice y Turquía no dispone de los recursos necesarios para transformarse sin ayuda. La Unión Europea es un poderoso motor de cambio y también puede contribuir a democratizar a todo el mundo musulmán, lo que constituye un factor de paz. Por naturaleza, Europa tiene una tendencia reconciliadora, y ello permitirá resolver la cuestión turco-chipriota. Además, Turquía tiene una economía dinámica que será beneficiosa para Europa y los turcos emigrarán menos, o no lo harán. Por otra parte, las segundas reservas petroleras del globo se las comparten cuatro ex-Repúblicas soviéticas turcoparlantes donde Ankara tiene gran importancia.
Si rechazamos a Turquía, ese país podría convertirse en eurófobo, y podríamos pagarlo muy caro.

Fuente
Le Figaro (Francia)
Difusión: 350 000 ejemplares. Propiedad de la Socpresse (creada por Robert Hersant, hoy es propiedad del constructor de aviones Serge Dassault). Es el diario de referencia de la derecha francesa.

«Turquie : menaces sur les négociations», por Michel Rocard, Le Figaro, 1ro de octubre de 2005.