¡Qué sospechoso que en México tomara aire latino Kenya Fujimori y repusiera combustible su avión! ¡Qué interesante que llegara a Chile y que cruzara la larga geografía del país del sur en nave privada sin que nadie se enterara hasta que bajó en Pudahuel y se fuera al Hotel Marriot! No deja de ser subrayable la circunstancia que en estos días entre Perú y Chile hay momentos de tensión bastante agitados. ¡Por supuesto Michelle Bachelet mostró su azorada sorpresa y el flemático secretario Puccio puntualizó el ordenamiento jurídico chileno que nadie discute por cierto!

¿A qué va el ciudadano nipón Kenya Fujimori, de cuyas cualidades delincuenciales hay reconocimiento mundial, a Chile? Es evidente que no a contribuir a la solución de los problemas entrambos países. ¡De ninguna manera! ¿A qué intereses se consagra el ex presidente como esquirol ilustre de causas non sanctas, todas contra Perú? Si no tuvo el acuerdo o asentimiento de un gobierno cuyo Estado se caracteriza por un inteligente, minucioso y agresivo sistema con respecto al Perú, hay que convenir que Fujimori es un presente griego con el que Ricardo Lagos tiene convivir por las próximas horas.

Fujimori alentó por todos los medios una “negociación” como la ocurrida en noviembre de 1999 que siguió los parámetros del país del sur y sobre el artículo 5to del Tratado de Paz entre Perú y Chile del 3 de junio de 1929. Los “negociadores” peruanos obliteraron adrede el uso del mapa de remozamiento portuario de Arica que fue un instrumento usado por Augusto B. Leguía en abril de 1929 con los chilenos. Y el curso de esa claudicante orientación fue la pauta marcada por los vecinos del sur. ¿Le están devolviendo el favor a Fujimori los australes? Felizmente esa traición que aún aguarda un sereno y exhaustivo juicio y castigo para sus fautores: diplomáticos, militares, asesores, no ha sido sancionada por ningún Congreso.

Nótese la coincidencia de los distintos frentes: una Sala de la Corte Superior declara prescritos los cargos de que se acusaba al banquero de los banqueros, San Dionisio Romero Seminario. Por tanto, Andrónico Luksic, empresario chileno, emprenderá una batalla judicial ante la CIDH contra el Estado peruano argumentando discriminación por nacionalidad si no se le da también la prescripción. Los fallos de este tribunal son vinculantes, por tanto, la indemnización que se fije, será pagada por el Estado peruano, es decir, en buen romance: ¡por todos los peruanos!

El gobierno chileno recula de sus iniciales afirmaciones matonescas y ahora deja abierto el camino a La Haya en un contencioso de límites marítimos con Perú, sin embargo, la presión hacia nuestro país corre paralela y por vías múltiples para debilitar la ya alicaída y pobrísima imagen de Perú en el exterior.

En un hara kiri descabellado el gobierno peruano a través de la Cancillería impulsa una campaña por la adhesión a la Convención del Mar, sin revelar que su artículo 3º establece sólo 12 millas de mar territorial y no las 200 de dominio marítimo que establece nuestra Constitución en su artículo 54. No hay dominio sin soberanía y ésta se ejerce sobre el mar territorial. Por tanto hay colisión entre ambos preceptos y esto constituye una dificultad muy difícil de contrabandear con propaganda en los medios de muy simple y mediocre factura.ç

Además el Apra, el FIM y algunos representantes de UN, han declarado públicamente que debe ser el próximo gobierno y Congreso los encargados de analizar in extenso y con poder real popular esta sospechosa adhesión a la Convemar. Sin esos votos, todo el resto son chillidos y algazaras más bien ociosas.

Aparentemente el gobierno toledista no ha aprendido de su reciente y catastrófica derrota en el referéndum. Algo igual, o peor, va a ocurrir con el tema de la Convemar. ¿Cómo, un fracaso anunciado y promovido por los traidores, puede ser alentado de un modo tan irresponsable? ¡Qué calamidad!

Kenya Fujimori, el nipón cobarde que se las picó hace casi un lustro aprovechando un viaje al Asia, está ahora en Chile, detenido, pero al servicio de causas que no son las peruanas. ¡Nadie, bajo ningún pretexto, puede alentar la zozobra cuando hay un momento delicado! Sólo que sea un esquirol, un traidor y un delincuente. Y este individuo tiene todas esas características.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!