Sin embargo, ha pasado desapercibido el descomunal impacto del decreto 3.390 emitido en diciembre de 2004 y que establece la obligatoriedad de que el Estado migre todas sus aplicaciones informáticas hacia el Software Libre.

En junio del año 2001, representantes de 28 países en desarrollo de África, Medio-Oriente, Asia, Oceanía y América Latina, suscribieron en Brasil un documento llamado "Declaración de Río de Janeiro sobre Tecnologías de Información y Comunicación para el Desarrollo" en el que señalaban "que es de crucial importancia que los países en desarrollo participen efectivamente en los procesos de toma de decisión relativos a las tecnologías de información y comunicación, teniendo en cuenta sus impactos económicos, políticos, ambientales, culturales y sociales".

Venezuela, como firmante de dicha declaración se había adelantado en la búsqueda de una estrategia que le permitiera al país, y al conjunto de países en desarrollo, participar en la toma de decisión en lo referente a las TI (Tecnologías de Información). Es allí en donde tiene su exacta dimensión el decreto 825 emitido por el Presidente de la República, en mayo del 2000, en el que "se declara el acceso y el uso de Internet como política prioritaria para el desarrollo cultural, económico, social y político de la República Bolivariana de Venezuela". El acceso y el uso de Internet es el paso fundamental en la participación para la toma de decisiones en TI. Sin embargo, es con el decreto 3.390 que se logra llegar a la verdadera revolución en TI en Venezuela.

El decreto 3.390 señala que "La Administración Pública Nacional empleará prioritariamente Software Libre desarrollado con estándares abiertos, en sus sistemas proyectos y servicios informáticos. A tales fines, todos los órganos y entes de la Administración Pública Nacional iniciarán los procesos de migración gradual y progresiva de éstos hacia el Software Libre desarrollado con estándares abiertos". El Software Libre es aquel que cumple con:

"La libertad de usar el programa, con cualquier propósito.

La libertad de estudiar cómo funciona el programa, y adaptarlo a tus necesidades. El acceso al código fuente es una condición previa para esto.

La libertad de distribuir copias, con lo que puedes ayudar a tu vecino.

La libertad de mejorar el programa y hacer públicas las mejoras a los demás, de modo que toda la comunidad se beneficie. El acceso al código fuente es un requisito previo para esto".

El Software Libre enfrenta directamente los valores centrales del Capitalismo, como son el egoísmo, el individualismo y la competencia. Por el contrario, se busca la solidaridad, el trabajo colectivo y la cooperación. El Software Libre, es por tanto, una expresión importante del Socialismo y debe ser bandera de quienes estamos comprometidos con la transformación revolucionaria de nuestra sociedad y del mundo.

El Software Libre atenta contra los grandes monopolios de la informática, entre ellos Microsoft. Pero sostenemos que Microsoft atenta no sólo contra Venezuela sino contra la supervivencia misma de la vida en el planeta. Microsoft es en esencia el capitalismo y como tal debe ser atacada. Por ello defendemos la piratería contra las aplicaciones de Microsoft como una expresión de la lucha, asimétrica, de los revolucionarios contra el Imperialismo. Celebramos cada venta que hace un buhonero de una aplicación de Microsoft como una pequeña victoria de la lucha anticapitalista.

Por eso no entendemos la política de algunos entes gubernamentales de luchar contra la piratería. Ejemplo de esto es el Seniat (El Servicio Nacional Autónomo de Administración Aduanera y Tributaria de Venezuela), quien en vez de luchar porque los más ricos paguen sus impuestos, se dedica, por el contrario, a luchar contra la piratería, defendiendo los intereses por ejemplo de Microsoft.

El Software Libre garantiza la independencia tecnológica, por cuanto el código en el que se escriben las aplicaciones no es secreto y por lo tanto no es susceptible de ser controlado por quienes son sus dueños, y es que esa es otra diferencia del software propietario o privado. Cuando compramos a Microsoft una versión de Office, sólo compramos el derecho a usar el programa, pero jamás el programa en sí, ya que éste no está a la venta. Incluso, se compra el Office y se tiene derecho a instalarlo en sólo una máquina y sólo una vez, sin que esté permitido copiarlo en otra máquina o ver cómo funciona internamente.

Es como que si uno comprara un carro y éste no se pudiera prestar, no se le pudiera abrir el capó para ver el motor, y mucho menos, se le pudieran hacer reparaciones que no sean otras que la de comprar otro nuevo. Cuando el Estado compra software propietario invierte un dineral en comprar sólo el derecho a usarlo, pero jamás, el software es del Estado.

El Software Libre incentiva la creación de una industria de software. Contrariamente a lo que se cree, Software Libre no es necesariamente, gratuito. Al contrario, cuando el Estado contrate con las cooperativas de Software, deberá producirse todo un movimiento de desarrolladores que empuje a esta naciente industria y generará todo un movimiento en el que Venezuela podrá no sólo desarrollar sus propias soluciones sino que las expondrá a otros países, intercambiando experiencias exitosas y cooperando en beneficio de todos.

El Software Libre debe llevarnos a un proceso de integración y de expresión del Internacionalismo Revolucionario de grandes proporciones. En el artículo 9 del Decreto 3.390, se expresa que "el Ejecutivo Nacional promoverá la cooperación internacional en materia de Software Libre desarrollado con estándares abiertos, con especial énfasis en la cooperación regional a través del MERCOSUR, CAN y la cooperación SUR-SUR".

El Software Libre promueve nuestra soberanía e independencia tecnológica, al no hacernos depender de los grandes monopolios informáticos quienes obedecen estrictamente al gran capital, al imperialismo. Por eso, denunciamos que a pesar de ser el Software Libre una Política de Estado, a pesar de ser la genuina expresión del Socialismo en el área de las TI, a pesar del carácter revolucionario del mismo y de ser en sí un acto de reafirmación soberana, vemos cómo diversas instituciones del Estado siguen comprando Software Propietario y cómo siguen de súbditos de las transnacionales como Microsoft.

Por último, al igual que el Socialismo del Siglo XXI, el Software Libre no es un sueño, es una realidad, basta con revisar sus frutos para percatarse de ello. El Software Libre se nota en hechos importantes como el de poseer, hoy en día, la más extensa y enorme enciclopedia que el Hombre jamás haya imaginado, nos referimos a Wikipedia. Poseemos aplicaciones de oficina como OpenOffice, sistemas operativos como Linux y diversos lenguajes, bases de datos, etc.

Las comunidades que desarrollan y colaboran con el Software Libre son cada vez más grandes y poderosas, con organizaciones horizontales y preocupadas también por problemas como la Globalización. En Venezuela tenemos también experiencias concretas en las que el Socialismo del Siglo XXI existe, se construye y avanza, con victorias incuestionables y trascendentales, y entre ellas podemos decir, con orgullo, que el Software Libre es una de esas.