El huracán Katrina puso en evidencia muchos aspectos de la realidad social estadounidense. La ola de violencia en París y otras ciudades dice mucho de la sociedad francesa. No se puede hablar de una revuelta popular si tenemos en cuenta el número reducido de participantes en los actos de violencia en comparación con la cantidad de habitantes de las comunidades suburbanas. Sólo el carácter espectacular de los actos de violencia, reforzados por las imágenes televisadas, hacen pensar en una guerrilla urbana. Sin embargo, hubo cócteles Molotov fabricados de manera casi profesional y no se puede excluir la posibilidad de que bandas de traficantes de droga estén interesadas en adoptar la estrategia de la tensión.
No obstante, estos fenómenos característicos de la mafia, no pueden ocultar que los actos de violencia tienen su origen en la rabia provocada por las políticas neoliberales que han relegado a los más pobres y a los inmigrados a zonas urbanas donde no existen infraestructuras públicas o donde éstas son escasas. Esta situación pone en posición incómoda al gobierno de Francia y empaña la imagen del «modelo social francés».
Francia necesita en estos momentos un «Plan Marshall» para las comunidades suburbanas, pero desde hace tres años el gobierno no hace más que reducir los créditos destinados a estos barrios y los reserva para su clientela electoral. Estas revueltas constituyen un golpe asestado a las políticas liberales francesas y europeas luego del «no» al referéndum del 29 de mayo y de las huelgas del 4 de octubre.

Fuente
El Periodico (España)

«El Katrina Francés», por Bernard Cassen, El Periodico, 8 de noviembre de 2005.