En un país que afronta la desarticulación de su aparato productivo como el Ecuador, que vergonzosamente se muestra al Mundo como un Estado sin Corte Suprema de Justicia ya por 9 meses y en el que todas las estructuras han colapsado ya sea por la corrupción o por la mediocridad de sus principales actores. En un país donde la institucionalidad se ve derruida no sólo por la inconsistencia del sistema mismo sino por la nula representatividad de sus autoridades, donde el Presidente de la República no tiene ninguna base social ni política, donde el Congreso Nacional es una bolsa de empleo, negociados y cuadrilátero boxístico y no un ente legislativo ni de debate político. En un pais donde la soberanía nacional está afectada por el entreguismo de sus gobiernos: sin soberanía monetaria, dolarizado, en bancarrota financiera, con la embajadora de los EU interviniendo en política interna, con las mafias petroleras manejando el principal recurso, con tropas extranjeras y presión para sacrificar nuestras Fuerzas Armadas en el Plan Colombia; la firma de un Tratado de Libre Comercio con el país más poderoso del planeta no puede ser asumida como un simple trámite burocrático que debe ser cumplido con plazos impuestos por el contendor, auto imponiéndose, en el caso del Presidente, una responsabilidad y, sobretodo, una representatividad que nadie le ha otorgado.

Menos aún cuando quienes dirigen las negociaciones representan en realidad a las minorías desquiciadas por absorber las riquezas que todavía quedan en el país, negociadores que olvidan los sustentos técnicos, por ellos mismos solicitados, como el caso del INFORME ELABORADO POR LA CEPAL a petición del mismo gobierno EN EL QUE SE ALERTA QUE LA FIRMA DEL TLC ARROJARÍA A MÁS DE DOS MILLONES DE COMPATRIOTAS, RELACIONADOS CON EL SECTOR AGRÍCOLA, A LA MISERIA, SIN TOMAR EN CUENTA SIMILARES CONSECUENCIAS EN OTROS SECTORES PRODUCTIVOS. Los «negociadores» que sumisamente, se han sentado en una mesa de imposición olvidándose de la Patria a la que pretenden representar, negociando en secreto temas de vital importancia para el futuro nacional.

LA COMUNA propone al país la necesidad de EXIGIR AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA que, atendiendo al clamor de la mayoría de sectores sociales, eclesiásticos e inclusive militares, DEPONGA SU RESPONSABILIDAD DE ASUMIR LA FIRMA DEL TLC mientras no se dé en el país un debate público, un análisis serio y profundo y un conocimiento de las implicaciones de un tratado de semejante naturaleza, y que, siendo coherente con su propia propuesta, DECLINE ESTA RESPONSABILIDAD ANTE UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE, CON AUTÉNTICA REPRESENTACIÓN DE TODOS LOS SECTORES DEL PAÍS, SIN EXCLUSIÓN. Este será el único espacio legítimo en que se puede resolver la firma de un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos.

Firmar el TLC urgido por el cumplimiento de plazos ajenos, en el caso del Presidente Palacio; o, aprobar el Tratado por conveniencias de orden personal o por presiones de la Embajada Estadounidense, en el caso del Congreso Nacional se constituirá no sólo en un acto de traición a la Patria sino en una acción de complicidad para el genocidio que enfrentaremos como pueblo.

Si el Presidente escoge el camino de imponer un TLC marrullero e ilegítimo LA COMUNA junto al resto de fuerzas políticas y sociales del país, se une, desde ya, a un LEVANTAMIENTO POPULAR PARA IMPEDIR ESTA AGRESIÓN A LA VIDA. Levantarnos ahora será menos costoso que romper después las cadenas de la esclavitud y la colonia.

No tienen derecho a tanta irresponsabilidad política. El pueblo les demandará, tarde o temprano, tamaña osadía y traición.