En el titular de la edición neoyorquina del diario gratuito Metro fechado el 30 de noviembre de 2005, un artículo de Associated Press titulado «Cuatro activistas por la paz secuestrados en Irak» relata la suerte de los cuatro empleados de la «ONG» Christian Peacemaker Team con base en Chicago, recientemente secuestrados y mostrados en un vídeo retransmitido mundialmente. Si el otro rehén mostrado en el vídeo, una arqueóloga alemana, se menciona en el cuerpo del artículo pero no en el título, es por supuesto porque Metro quiere insistir en el hecho de que los secuestros se producen en el marco de una «ola de secuestros que, teme la policía, esté destinada a causar disturbios durante las elecciones nacionales del próximo mes». Por consiguiente, estaría relacionado, como de costumbre, con un movimiento de violencia antidemocrático en un país soberano.

No obstante, a partir del momento en que observamos con más atención, las cosas parecen mucho más complejas. El país está inmerso en una espiral de violencia que sólo terminará con la retirada total de las tropas de ocupación y el retorno a la soberanía nacional.

Así, incluso voces que le han hecho ampliamente el juego a la lógica imperial, relatan una realidad muy diferente. El New York Times explica, por ejemplo, que «cientos de relatos de asesinatos y secuestros se han hecho públicos estas últimas semanas, la mayoría por obra de civiles sunitas, quienes afirman que sus allegados han sido llevados por iraquíes en uniforme sin orden de arresto ni explicaciones.». El propio ex primer ministro títere de las fuerzas de ocupación, Iyad Allaui, cambió por completo su discurso desde que fue eliminado del poder, como lo demuestra una entrevista que ofreció recientemente al London Observer. «Las autoridades hacen lo mismo que cuando Sadam Husein y peor aún», explica. «Es una comparación apropiada. Eso recuerda a la gente la época de Sadam: son precisamente las razones por las cuales combatíamos a Sadam, y ahora vemos las mismas cosas. […] Se oye hablar de policía secreta, de bunkers secretos donde la gente es interrogada. Muchos iraquíes son torturados o asesinados durante esos interrogatorios. Incluso se ven tribunales que se basan en la Charia islámica juzgar a personas y mandarlas a ejecutar.». Pero si Associated Press nos dice desde el Pentágono que la violencia sólo tiene por objetivo minar la democracia, ¿por qué creer a ese ex Primer Ministro y probable criminal de guerra?