El presidente George W. Bush dándole la bienvenida a la venezolana Maria Corina Machado, fundadora y directora ejecutiva del movimiento de oposición venezolano «Sumate», que a pesar de los miles de dólares que invierte la Casa Blanca en este, la propaganda mediática de los grandes medios de comunicación, trata de darle una fachada de respectabilidad, «de movimiento independiente, democrático de la sociedad civil venezolana». En la foto Maria Corina Machado en el despacho Oval de la Casa Blanca con Bush. El 31 de mayo 2005.
Foto Casa Blanca.

Más que una crisis, la salida de Acción Democrática (AD) del juego electoral anunció una recomposición del sistema político en Venezuela que hace vislumbrar el fin de la oposición tradicional de derecha.

Henry Ramos, secretario general de AD, que alguna vez fuera un partido con tres millones de votos y en los últimos comicios apenas alcanzó 300.000, justificó la decisión con la inexistencia de condiciones para las elecciones del próximo 4 de diciembre.

Más que justificación, la declaración pareció un pretexto sobre todo luego que el día anterior el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció la suspensión de la utilización de las máquinas capta huellas, diseñadas para evitar el voto múltiple.

Tanto AD como otros partidos opositores argumentaron que con ese sistema se podría conocer la selección de los electores y violar así el secreto garantizado por la Constitución.

La decisión, que deja a AD como el gran perdedor, siguió a denuncias del Vicepresidente del país, José Vicente Rangel y el Presidente del Parlamento, Nicolás Maduro, sobre presiones de la Embajada de Estados Unidos a favor del abstencionismo.

En realidad el partido socialcristiano COPEI, la otra de las grandes organizaciones políticas tradicionales venezolanas, estaba en la práctica fuera del juego, debido a su pérdida de fuerza en los últimos años.

Sin embargo, la salida de AD apunta a una estrategia atribuida a Estados Unidos de conformar una nueva oposición para enfrentar el liderazgo del Presidente Hugo Chávez, ante el descrédito de las corrientes opositoras de derecha.

Si AD es el gran perdedor y la fuerza sacrificada en esta estrategia, el partido Primero Justicia y Súmate -grupo que pretende un perfil de organización social- parecen ser los ganadores como relevos de la oposición a Chávez.

Foto Casa Blanca

Tanto Primero Justicia como Súmate, con estrechas relaciones con el Gobierno estadounidense, se convierten así en líderes de una oposición conformada por figuras jóvenes que no aparecen conectados directamente con los errores políticos del pasado.

La estrategia, sin embargo, tiene una falla importante, pues todavía está por ver si esos líderes, con el lastre de su dependencia de Washington, son capaces de estructurar un proyecto alternativo a los programas sociales de Chávez.

La salida de la carrera electoral de AD y grupos minoritarios como Proyecto Venezuela, Un Solo Pueblo y Movimiento Republicano, ratifica por otro lado el triunfo de las fuerzas que apoyan a Chávez, que ya era ampliamente pronosticado.

Según los sondeos el llamado Bloque del Cambio, liderado por el Movimiento V República (MVR), deberá obtener más de dos tercios de los 167 asientos de la Asamblea Nacional.

El Bloque del Cambio cuenta con el amplio respaldo que tienen los programas sociales de Chávez, además de una alianza de partidos que respalda su proyección de cambios de corte socialista.

Frente a ello la vieja derecha encabezada por AD y COPEI fue incapaz de presentar liderazgo ni alternativa capaz de unir a los opositores y marcó su desaparición, cuyo epitafio parece haber quedado impreso hoy con el anuncio de abstención.

La reconstrucción del sistema político venezolano es también resultado del intento de deslegitimar la próxima Asamblea Nacional con la supuesta ausencia de condiciones para votar el próximo 4 de diciembre.

La pretendida inexistencia de autoridades democráticas en Venezuela constituirán la base de la próxima política de Estados Unidos en el enfrentamiento de siete años con el Gobierno de Chávez, quien ha ganado nueve elecciones consecutivas.

La imposibilidad de triunfar en las décimas elecciones constituye, en esencia, la causa del abandono de la lucha por el voto de la derecha tradicional y el sacrificio de un partido como AD que constituyó una fuerza política importante en Venezuela.

Fuente
Prensa Latina (Cuba)

Prensa Latina 30 noviembre 2005