El bloque regional "Zulianidad", del gobernador de Maracaibo Manuel Rosales, con 15 aspirantes a diputados, fue el último en imitar a los
partidos Acción Democrática, Socialcristiano Copei, Proyecto Venezuela y Primero Justicia, todos de escasa significación electoral. La única organización
opositora que hasta el viernes seguía en la contienda era el Movimiento al Socialismo (MAS).

La nueva estrategia opositora, improvisada a pocas horas de los comicios, apunta a demostrar que las elecciones no ofrecen garantías porque el gobierno de Hugo Chávez sería una dictadura que maneja a su antojo el organismo
electoral del Estado. Dejar al Movimiento V República (MVR) compitiendo solo engendraría, además, una Asamblea Nacional de "partido único, como en
Cuba".

Los medios de comunicación internacionales se están encargando
rápidamente de dibujar a una democracia en crisis terminal. Por ejemplo, todos
los diarios latinoamericanos reproducen hoy a la agencia de noticias Associated
Press, de EEUU, "informando" desde Caracas que el retiro "provocó una crisis
política por poner en tela de juicio al poder electoral y dejar a la democracia,
por primera vez en 46 años, sin contrapeso de oposición en unos comicios".

"La historia vuelve a repetirse"...

Precisamente, ése mismo modelo estadounidense fue aplicado en la Nicaragua sandinista de los años 80, donde el siguiente paso fue iniciar la guerra sucia que financió el gobierno de Ronald Reagan con las operaciones ilegales del episodio "Iran-Contras" del coronel Oliver North.

Hace apenas dos años, la estrategia de crear vacíos de poder y crisis políticas artificiales justificó la invasión de Haití. El trabajo sucio de las bandas armadas desestabilizadoras del gobierno de Jean Bertrand Aristide
fue pagado por la NED, el fondo nacional de dineros públicos estadounidenses de "fomento" a la "democracia" en todo el continente y financia a la oposición en Venezuela.

Una diferencia importante radica en que las fuerzas armadas de
Venezuela apoyan sólidamente al gobierno, en un país estable, donde no existe la
"oferta de mano de obra" para integrar grupos armados que abunda en otros
lados.

Y antes fracasaron los experimentos de importar paramilitares
colombianos desempleados, como el grupo de 130 hombres disfrazados de militares
venezolanos descubierto en mayo 2004, cuando se aprestaba a asaltar la residencia presidencial.

Estrategia de EEUU

EEUU ya no cultiva "acciones encubiertas", sino descaradas y a
la luz del día, como en Iraq y Haití. Basta leer entre líneas lo que dice la
gran prensa, a la vez que abundan los documentos secretos desclasificados sobre
nuevas técnicas imperiales de injerencia en todas partes del mundo, no solo en
la región latinoamericana.

El imperio ya no desea que la oposición en Venezuela se resigne
a desempeñar su rol en democracia, participando en comicios, porque el
electorado la adversa, según las encuestas y los resultados de todas las
elecciones de los últimos siete años. Por otra parte, tampoco prosperaron el
golpe de estado de 2002 ni la huelga patronal-petrolera de 2003 o la llamada
"guarimba" de 2004.

La globalización de la política imperial para la región
latinoamericana, con líderes locales pagados por la NED, convirtió a la mayoría
de la clase política venezolana en simples marionetas de Washington. Hoy
adoptaron la técnica del harakiri, o en el "auto-suicidio", como decía un ex
mandatario poco letrado, a sabiendas que también perderán legitimidad ante sus
seguidores, en detrimento del poco caudal electoral que todavía
conservan.

La estrategia 2005 polariza más a la sociedad, agrede
abiertamente a la mayoría pobre de la población que eligió y apoya al gobierno
de Hugo Chávez, no sólo porque está recibiendo —por primera vez— beneficios
del Estado —descalificados como "populismo"— y, en el fondo, EEUU fomenta y
exacerba la lucha de clases. Y todo eso, ¿para qué? Probablemente para tirar
sobre el tapete la última carta del magnicidio, el asesinato de Hugo Chávez, más
que una posible invasión "para restablecer la democracia" al estilo
Iraq.

Nuevos peligros, nuevos desafíos

El retiro masivo de las elecciones no puede verse sólo como un
gesto desesperado de soberbia de los ex dueños del país, de las cúpulas de los
partidos políticos que controlaron el poder desde la caída del dictador Marcos
Pérez Jiménez, entre 1958 y 1998.

Probablemente, éste es el preludio de una etapa superior de
intervencionismo y desestabilización, aunque esos partidos carezcan de apoyo
popular. La política imperial del siglo 21 se fabrica en las cúpulas políticas y
en los desodorizados centros de control del Pentágono, mientras la juventud
empobrecida de EEUU y de aliados como Polonia y El Salvador aporta la carne de
cañón para las guerras.

La victoria aplastante del chavismo en las elecciones del
domingo será utilizada por EEUU, los grandes medios y la clase política local
para "demostrar" que existe un parlamento ilegítimo, surgido de unas elecciones
sin competencia en el contexto probable de una abstención significativa, para
alimentar así nuevas campañas mediáticas e ideològicas desestabilizadoras, a
nivel interno y continental.

"Ahora se jodieron", dijo el vicepresidente José Vicente Rangel
al comentar la decisión de retirarse de la competencia. Llamó a la oposición
"tribu de salvajes" y "cadáver insepulto", aseguró que el chavismo obtendrá una
"victoria aplastante" y señaló con lucidez que el único enemigo "es la
abstención".

Mientras los medios de comunicación de la oposición hacen
"propaganda informativa" para que este domingo los fieles vayan masivamente a
rezar a las iglesias, en vez de concurrir a los centros de votación, los grandes
medios internacionales hablan de "caos político", "peligroso adios opositor a
las urnas", "se agrava conflicto político", "boicot electoral opositor" y otras
frases alarmantes que preparan los estados de ánimo para una injerencia futura
de mayor envergadura.

La nueva estrategia también apunta hacia la contradictoria
debilidad del entorno del sólido liderazgo de Hugo Chávez. El líder está en
simbiosis permanente con su pueblo pero ambos deben atravesar el escudo de una
nueva clase política chavista que luce más preocupada de fortalecer su propio
poder en los cargos públicos que consolidar al MVR como una sólida organización
democrática de masas, capaz de formar cuadros que garanticen el desarrollo
futuro de la revolución bolivariana a la par con el "partido militar" que muchos
perciben en el sector castrense.

Después de la incursión de los paramiliares colombianos,
Venezuela adoptó medidas militares para contrarrestar probables invasiones
estableciendo un sistema masivo de reservistas, preparado para funcionar como
reloj ante una amenaza externa pero todavía hay vacíos civiles. Por ejemplo, aún
falta consolidar una organización política real del pueblo, aunque hoy existen
inmejorables condiciones para conducir al "populismo" de la distribución de
beneficios sociales del Estado —alimentación, salud, educación— a una etapa
superior de conciencia y militancia política seriamente organizada con la
diversidad de sectores que apoyan el proceso bolivariano. Por lo menos para
derrotar a la abstención que se hace presente en todas las elecciones
no-presidenciales.