En Francia se quisiera reducir las revueltas a su nivel social. Ver en ellas una sublevación de jóvenes de las zonas periféricas contra la situación en que viven, contra la discriminación que sufren y contra el desempleo. El problema reside en que la mayoría de esos jóvenes son negros o árabes y se identifican con el Islam. Los demás inmigrantes no se rebelan; esto constituye, pues, una revuelta étnico-religiosa que se ha venido gestando desde hace largo tiempo como han evidenciado varias señales preocupantes. Ya presenciamos los silbidos contra el equipo de Francia durante el juego de fútbol entre Francia y Argelia. No obstante, se trataba de ese equipo «black-blanc-beur [joven árabe nacido en Francia, hijo de inmigrantes. N. del T.]» del que todo el mundo hablaba. Actualmente es un equipo black-black-black que es motivo de risa en toda Europa, pero en Francia no tenemos derecho a señalarlo. Es curioso que un equipo casi exclusivamente integrado por negros sea el representante de Francia y que se esgrima como símbolo de una sociedad multiétnica. Ello no ha impedido a los jóvenes de abuchear este equipo en el estadio de Francia ni de abuchear la Marsellesa. También hay que observar el odio contenido en las palabras de los raperos. Estas revueltas ponen de manifiesto el odio hacia Occidente.
_El objetivo es Francia y su tradición judeo-cristiana. Sobre ese asunto, en Francia es difícil hablar un lenguaje basado en la verdad. Los que cometen esos actos son los negros y los árabes que utilizan el Islam como vehículo de identidad. Por el momento, presenciamos pogromos antirrepublicanos. Aún no sufrimos atentados como en Israel. Pero al igual que en Israel, se envía a los más jóvenes porque no pueden ser encarcelados. Una parte del mundo árabe-musulmán está en guerra contra Occidente. La República es la versión francesa de Europa, por lo cual está en la mirilla del ataque.
_En los Estados Unidos hemos presenciado una islamización de los negros acompañada de un incremento del antisemitismo. El principal vocero de esa teología en Francia es Dieudonné. Es el verdadero promotor del antisemitismo, mucho más que el Frente Nacional. Va ganando terreno, se le hacen concesiones en la educación, pues ya no se enseña que el proyecto colonial también quería civilizar a los salvajes. Sólo se habla de la explotación. Lo que Dieudonné quiere es que el esclavismo y el colonialismo sean puestos en el mismo plano que la Shoah. Creo que cuando triunfe la francofobia, la vida en Francia será imposible para los judíos. Pero hay quienes se cubren el rostro y disculpan a los revoltosos.
Mi familia fue enviada a Auschwitz por Francia; tendríamos un motivo para odiarla. En todo caso, mucho más que los africanos a quienes Francia sólo les ha hecho bien. A mí, sin embargo, no se me enseñó a odiar y actualmente el odio de los negros es más fuerte que el odio de los árabes. Y ese odio va a agudizar la discriminación contra esas poblaciones. La única forma de luchar contra ese círculo vicioso es contar con una educación firme y severa. Eso es tener sentido común, pero en Francia no puede decirse porque la noción generosa de guerra contra el racismo se transforma en falsa ideología. En el siglo XXI el antirracismo será lo que fue el comunismo en el siglo XX. Hoy se ataca a los judíos esgrimiendo un discurso antirracista.
_Ante tales actos de violencia, la conducta del gobierno es adecuada y la policíaca es prudente y comedida. Infelizmente la sociedad del espectáculo le da el papel de buenos a los revoltosos al darles más valor. Se dice que el modelo republicano se ha hundido con esas revueltas. Pero al modelo multicultural no le va mejor. El modelo republicano entró en dificultades por la disminución del nivel escolar. Lo que vemos hoy es, de hecho, el fracaso del modelo post republicano «simpático».
Los jóvenes alegan que no se les considera «franceses», pero ellos, ante todo, son los que deben considerarse como tales. Si tienen un carné de identidad francés, son franceses, y si no lo poseen, tienen derecho a marcharse. Si piensan que su situación económica es difícil, nadie los retendrá. Es ahí precisamente donde comienza la mentira: si fuesen víctimas de la exclusión y de la pobreza, se irían a otra parte. Los que cometen tales actos de violencia son los que no quieren hacer esfuerzos por integrarse.

Fuente
Ha’aretz(Israel)
Diario de referencia de la izquierda intelectual israelí. Propiedad de la familia Schocken. Tirada de 75,000 ejemplares.

«Barbarians at the gate», por Alain Finkielkraut, Ha’aretz, 18 de noviembre de 2005. Texto adaptado a partir de una entrevista.