El presidente Bush, un tanto desesperado por la situacion en Irak, está hablando de que quiere una “victoria total’.

Mas de una vez escribí que las reacciones de Bush eran más propias de un acosado mandatario de lo que la prensa norteamericana describe como una “república bananera”.

Confieso que sentía exagerado decir eso del presidente de la gran súper potencia de la globalización, pero después de los análisis escuchados y leídos este weekend pre navideño, ya nada me parece exagerado.

Bush está desesperado. En un discurso ante los egresados de la academia naval de Annapolis, el 1 de diciembre, Bush pronunció el concepto de “victoria”, 15 veces, como si primero quisiera convencerse a sí mismo. Entretanto, una reciente encuesta de la revista Newsweek, indica que no más de un 30 por ciento de la opinión pública norteamericana apoya la forma cómo se está conduciendo la guerra en Irak.

Y es el momento de preguntarse, ¿victoria contra quién? Según lo que leemos, contra los “insurgentes” en Irak, un verdadero potpourrí de rebeldes contra la ocupación extranjera de su tierra, más la banda terrorista Al Qaedda, más intrusos de otros países árabes, ávidos de una jihad (guerra santa), que, de no haber Bush invadido Irak, no tendría porqué existir. En fin, en el fondo de toda la guerra de palabras, hay una sola verdad: esta es la respuesta de la familia gobernante de la súper potencia herida por los ataques terroristas del 11de septiembre del 2001.

Si eso fue el comienzo –la imagen de las torres gemelas ardiendo-, de la tercera guerra mundial, eso todavía está por verse. En Estados Unidos es cada vez más sonora la opinión de la gente que no convencida con los motivos, preferiría traer las tropas de vuelta a casa. Pero Bush, que hizo todo lo posible por eludir ir a la guerra de Vietnam, quiere seguir enviando a jóvenes norteamericanos a lo que parece un arenoso callejón sin salida.

Periódicos del domingo 4, informaron que un nuevo asesor, el cientista político de la universidad de Duke, Peter D. Duke, es el que le metió en lacabeza la idea de que hablar de “victoria total”, sería una estrategia que tendría respaldo popular. Y así, Bush se lanzó a hablar de victoria y, el mismo día que pronunció ese discurso, los insurgentes o terroristas iraquíes dieron muerte a otros 20 soldados norteamericanos. Con razón, unos días antes, al criticar socarronamente al vicepresidente Dick Cheney, que se considera la voz detrás del trono, la columnista del NY Times, Maureen Dowd, tituló su artículo con un concepto garcíamarquiano: “El otono del patriarcado”. O sea, digo yo, “banana country”./BIP