Evo Morales, líder «cocalero», dirigente del MAS (Movimiento al Socialismo) y candidato a la presidencia para las elecciones bolivianas del 18 de diciembre, reveló recientemente la desaparición de 28 misiles tierra-aire MHN-5 de fabricación china que se encontraban en los arsenales bolivianos y que fueron entregados a Estados Unidos para ser «desactivados».

Morales anunció su intención de llevar ante los tribunales al actual presidente interino, Eduardo Rodríguez, y a su ministro de Defensa, Gonzalo Méndez Gutiérrez, por «traición a la Patria» (una revuelta popular sacó del poder al ex presidente Carlos Mesa en junio de 2005). Para justificar el envío de los misiles chinos a Estados Unidos, las autoridades bolivianas afirmaron que aquellos equipos eran obsoletos y que su manipulación se había hecho peligrosa. Todo parece indicar, sin embargo, que fueron adquiridos en China a principios de los años 90 y que estaban en perfecto estado.

Se trataba además de los únicos misiles que poseía el ejército boliviano, cuya falta de material de guerra es crónica. En ese caso, ¿por qué renunciar a esas armas?

Acostumbrado a diferentes formas de injerencia en América Latina, ya en 2004 Estados Unidos había tratado sin éxito de convencer al ex presidente Carlos Mesa de entregar ese armamento, como confirmó el ex ministro de Relaciones Exteriores Juan Ignacio Siles. La inminencia de la elección presidencial y el temor a que el ganador sea Evo Morales son, sin dudas, los factores que precipitaron los hechos.

La «crisis de los misiles» bolivianos [el autor utiliza aquí la expresión utilizada en francés para referirse a la crisis de los misiles surgida, en octubre de 1962, entre Estados Unidos y la Unión Soviética debido a la instalación en Cuba de misiles soviéticos de alcance medio. NdelT.] ilustra claramente las intenciones de Estados Unidos, que podría estar planeando desatar una operación militar contra Bolivia, con el pretexto de cualquier «amenaza contra la democracia», y recuperar así algo del terreno perdido en América Latina durante los últimos años. De no ser así, ¿a qué se debe entonces la preocupación por una treintena de misiles que no amenazan a nadie?