El informe «top secret» que los periódicos británicos publicaron, sobre la intención de George W. Bush de atacar las oficinas de Al Jazira en Doha y en otras partes, confirmó que Bush se ha vuelto loco. Por otra parte, el inquilino de la Casa Blanca demostró su locura desde que declaró haber tenido discusiones con Dios, en nombre quien, y de la supremacía estadounidense, abusó de su juego de guerra que ha continuado haciendo que se derrame sangre por doquier en el mundo.
En cambio, esta historia explosiva, que no se tradujo en hechos, se divulgó unos días después del escándalo del uso de armas de destrucción masiva en Faluya. Las informaciones relativas a ese escándalo fueron difundidas por una cadena italiana, lo que prueba que los países europeos implicados en la guerra en Irak comenzaron, a través de sus propios medios de comunicación, a denunciar la política de la administración Bush.
Estamos ante un criminal obsesionado por la guerra y la destrucción. Mientras que ese hombre, que se puede calificar como «Drácula», ocupe la Casa Blanca, representa una amenaza para la humanidad. Bush y sus aliados llevan a cabo una guerra «contra el terrorismo», durante la cual ya no distinguen entre lo militar y lo civil, ni entre el campo de batalla y los blancos civiles. Tampoco dudan en eliminar a los periodistas cuya misión no es más que trasmitir la verdad a la gente.
El informe demuestra que los ataques, dirigidos contra las oficinas de Al Jazira en Kabul y en Bagdad por dos veces, estaban bien planificados de antemano. Semejantes delitos requieren que Bush sea procesado judicialmente. Un juicio justo permitirá finalmente a la humanidad vivir en paz. La guerra «contra el terrorismo» debe llevarse a cabo contra la administración estadounidense y contra su presidente, quien no vaciló en atacar a Al Jazira por haber desenmascarado las atrocidades cometidas por sus soldados en Afganistán y en Irak.
Las presiones del presidente estadounidense y sus aliados sobre la cadena catarí sólo alentarán a sus periodistas a multiplicar sus esfuerzos por poner al desnudo, cada vez más, los escándalos de los neoconservadores.

Fuente
Al-Ahram (Egipto)

«قناة الجزيرة و جنون الرئيس الأمريكي», por Amer Abdelmonem, Al-Shaab, 25 de noviembre de 2005.