Vivienda: problema por definir

El problema de la vivienda es analizado a partir de la revisión de cifras y tendencias del pasado y del presente: déficit acumulado, crecimiento, costos. Siguen más cifras: localización, empleo, edades, desplazamientos demográficos, condición de la vivienda y de la tenencia de la tierra, tipo de vivienda, ubicación, impacto ambiental. Las variables son copiosas y complejas, pero son también contradictorias y en muchos casos inconsistentes. Esto devela la verdad del problema, que no puede ser reducido a cifras, que no lo hemos comprendido suficientemente, que hay mucho por hacer.

A partir de esas variables se diseñan políticas públicas que persiguen el problema y que son herencia de una época exitosa, de la Venezuela Saudita, la del mundo de las certezas de la postguerra, un mundo ciertamente bipolar. El enfrentamiento de la bipolaridad fue la mayor certeza, la que organizó la razón y la acción. Todo estaba claro, o al menos eso creíamos.

Teníamos muchas creencias y certezas, y muchas de ellas se han ido cayendo lenta o estrepitosamente. En ese contexto, Venezuela, país de recursos digamos que infinitos, mantuvo el mayor crecimiento económico sostenido del mundo en desarrollo durante cuatro décadas.

Exportador universal, receptor de una renta enorme que sostuvo un sueño. Tantos recursos, esa es la certeza que sostuvo esa noción de Estado. En esa época, las instituciones eran posibles dentro de la certeza y la riqueza, el Estado podía ser padre. Las instituciones se fueron afianzando, se eliminó la tuberculosis, se limitó la malaria, se desarrolló la educación, se construyó la Ciudad Universitaria.

El crecimiento económico era mayor que el demográfico y la riqueza sostenía el futuro. Fue un período en el que el Ministerio de Obras Pública (MOP) era el mejor laboratorio de diseño y formación para los profesionales de la ingeniería civil y la arquitectura. En ese período se tuvo un exitoso Banco Obrero.

Al tratar de concebir hoy los programas de vivienda desde la visión superior de gobierno ¿no se estará actuando con la nostalgia del Banco Obrero? ¿Nostalgia y búsqueda del Estado que todo lo puede?

La nostalgia del Estado

Nadie cree más en ese Estado, e intentar reconstruirlo es desde el principio una empresa fallida. Ese Estado corresponde a una nostalgia que busca lo que nunca existió: una estructura todopoderosa y racional que nos cobije paternalmente. Hoy más que nunca debemos desenmascarar esa nostalgia, la cual se hace más y más difícil de sostener, y ver al Estado en una nueva dimensión, más realista, menos estruendosa.

La crisis del Estado no es sólo nuestra, eso lo sabemos, es mundial, y las tendencias, más que soluciones, van hacia una mirada constructora del mundo, que parte de la fuerza del colectivo, con principal atención a los desposeídos y a los excluidos, pero con todos los miembros de la sociedad, sin nuevas exclusiones. Nos topamos con un Estado por hacer, o muchos posibles, no solamente el que se intenta desde el gobierno: no podrá surgir sólo de la libre espontaneidad de los actores sociales, pero tampoco será más el Estado que se pretende omnipotente, y que termina por revelarse incapaz.

Sujeto y vivienda

La vivienda, si osamos llamarla así, es un ente vivo que utiliza el ser humano como caparazón y refugio en su encuentro social, en su encuentro urbano. Esa vivienda tiene historia, tiene relato. No será definitiva, ni será atrapada en un concepto, ni en un diseño.
El problema se inicia desde la forma de vida de la gente, desde un ser vivo que requiere de una solución de vida, un techo para la familia, o más aún, sentirse parte de una selva urbana de gran violencia. Y desde allí hay que ver y ubicar al Estado.

Al sembrar una lámina de zinc se inicia el proyecto de un hogar, de una necesidad para un pobre. Y eso no lo para nadie, porque es el deseo de vivir que perpetúa la especie, es el reflejo biológico hecho ciudad, la pobreza que crece. Así construyen las mayorías en nuestras ciudades de muchas realidades, de estratos sociales distintos. Vaya pretensión llamar ciudadano a ese actor excluido, quien por no disponer de herramientas de comprensión no llega a ser sujeto.

Hay que transformar esa terrible práctica del zinc, pero conociendo su dinámica, atendiéndola en sus razones y sus orígenes. No se trata de resaltar simplemente lo espontáneo. El hecho de la vivienda espontánea, sin ningún control, se acompaña de prácticas que carecen de calidad técnica y que en fin de cuentas complican el problema aún más, reproduciendo lo indeseado. Reparar las ciudades que crecen sin criterios de seguridad, sostenibilidad ni infraestructura adecuada, es más difícil y costoso que adelantarse a las invasiones y desarrollar programas adecuados.

El problema es entonces deslastrarse del Estado omnipresente; reconstruir el sujeto, y en consecuencia el Estado. La tarea es estructurar el sujeto: el ser constructor dotado de todo un aparato simbólico, es decir, de herramientas intelectuales, técnicas y materiales que le permitan ocupar el espacio urbano que le es prestado y que debe utilizar con respeto. Convertir ese yo devastador que se implanta con el deseo de existir, en un sujeto, actor en un sistema de ideas y creencias adelantadas que le permitan construir ciudad para él y su colectivo. Para ello el Estado, al servicio del ciudadano.

Estado, instituciones y la construcción del sujeto

El flujo de la vida y la construcción es indetenible, como lo demuestran los millones de ranchos existentes: son la mitad de los cinco millones de viviendas del país. No queda más remedio que adelantarse a ese movimiento, en vez de entorpecerlo con casitas y viviendas construidas por el Estado; poco se logra con eso ya que es evidente que no son suficientes para responder a la demanda. Parecería inútil insistir en esa propuesta: no se llegará, con ella, a la solución del problema.

Construir casas desde las instituciones públicas, es como plantarse delante de esta enorme necesidad que fluye indetenible creando ciudad y ser inevitablemente arropado por ella. Se trata inútilmente de meter a esa gente en algunas casas que serán insuficientes, que serán transformadas indefectiblemente por la fuerza social.
En el camino muchos se han enriquecido, no justamente los más necesitados. Y se han multiplicado las instituciones públicas, reproduciéndose a partir de su propia destrucción, instituciones que crecen y se atrofian y se trata de revivirlas y darles nuevo sentido, una y otra vez, desde hace años, porque adentro trabajan personas que no se pueden echar a la calle. Este modelo se va reproduciendo en los estados y en los municipios. Y sigue creciendo.

En la medida en que se transita el camino de la vida urbana, y se comprende y acompaña la acción del ciudadano, del sujeto por hacer, va apareciendo una nueva idea del Estado necesario, y el perfil de una agenda de investigación y desarrollo que encare el problema de la vivienda de manera innovadora. La presencia del Estado es fundamental para apoyar, dirigir y canalizar los esfuerzos que hace la gente por solucionar su problema de vivienda. No se puede continuar ignorando y desaprovechando este poderoso impulso.

No se entiende el problema de la vivienda. Eso debemos repetirlo una y mil veces, porque se construye y, a pesar de eso, siguen creciendo la necesidad y los barrios. En esta perspectiva, la Investigación tendrá que orientarse a desarrollar el conocimiento que el sujeto social necesita, y su capacidad para utilizarlo. Un conocimiento que las instituciones, ya no extrañas ni ajenas al sujeto, le aporten de manera instrumental: normativas técnicas, avances tecnológicos en materiales y mecanismos de construcción, protección ambiental, acompañamiento técnico adecuado, elementos preconstruidos o prefabricados que le permitan hacer hogares seguros y confortables, entre otros.

Ese será el rol del Estado eficiente, lúcido, facilitador; ese será el rol de las instituciones: abrir el camino a la energía económica y social producida por el deseo de vivir en estas pobladas y densas ciudades latinoamericanas.
El rol del Estado es el de transformar al actor en sujeto: educarlo, dotarlo de herramientas técnicas y de programas que nutran su deseo de vivir y apoyen su desarrollo personal y colectivo.

La perspectiva de la acción

Insistimos en las propuestas sensatas de políticas públicas adelantadas por la Asociación para la investigación en la vivienda “Alemo” (Alfredo Cilento “Hogares sostenibles de desarrollo progresivo” Encuentro Repensar Venezuela, cap. vivienda, Abril 2003 y Alejandro López “La necesidad de repensar la actuación pública y privada en desarrollo urbano y vivienda” Question, Año 1, No. 8, febrero 2003)
Primero “rehabilitación integral de los barrios pobres urbanos y legalización de la tenencia de la tierra, con el fin de reducir la infraurbanización y la vulnerabilidad, y mejorar sustancialmente la accesibilidad y los servicios”.
Segundo “recuperación de urbanizaciones populares, viviendas en los centros tradicionales, áreas deprimidas y mejoramiento del alojamiento y servicios públicos en la ciudad existente”.
Y tercero: “Desarrollo anticipado de tierras con infraestructura y servicios comunales básicos, en operaciones de una escala que permita formular programas de desarrollo urbano de mediano y largo plazo”.

Investigar en vivienda

Al hablar de la vivienda sin haberla podido definir adecuadamente, se busca. Se investiga, se pregunta qué es la vivienda. Si se pregunta es porque se tiene un conocimiento de ella. Se investiga aquello cuya idea inquieta, aquello de lo cual podrán dar cuenta incompleta nuestros significantes, aquello que está cerca y que nunca se agota.

En la procura de su solución, el tema de la vivienda es infinito. Suena más bien a pobreza, exclusión, ignorancia, corrupción, desastre natural y social, capacidad productiva, infraestructura, en fin, la guerra por existir en una sociedad de dificultades. Allí hay que investigar, construir el aparato simbólico de las instituciones, del Estado y del actor, pretendido sujeto. Y allí el desarrollo (de I+D), para convertir ese conocimiento en herramientas adecuadas para esa construcción.

El tema de la vivienda es privilegiado para la investigación por su capacidad de vincular conocimiento y acción sobre la realidad, sobre la calidad de vida de la gente. Es un tema prioritario, con todo y su indefinición.
En esta perspectiva, lo más cercano, el sujeto dotado de conocimiento y de capacidades: primera línea de investigación, el talento humano . Construir el sujeto, motor social, talento para el desarrollo del conocimiento en las instituciones académicas, públicas y sociales. Esto incluye el intercambio de conocimiento entre todos los actores.

Las herramientas para ese sujeto: segunda línea de investigación, el sector productivo, productor de herramientas, sus capacidades y su eficiencia. Desarrollo de productos seguros, eficientes, que generen confort, innovadores, de poco costo, componentes, materiales y procedimientos, apoyo técnico, y, también, constructor de las condiciones para el desarrollo de las viviendas: preparación de terrenos, urbanizaciones, dotación de servicios.

Sujeto como actor social: tercera línea, formación de redes sociales y de instituciones.
Las instituciones del Estado
, cuarta línea de investigación. Acompañamiento gubernamental al desarrollo mediante políticas públicas e instituciones capaces de atender los problemas que encuentra o que crea el sujeto en su desarrollo: finanzas, atención al ambiente, organización social, fortalecimiento de las capacidades productivas.

Se construye una matriz en la que se encuentran áreas específicas con las cuatro líneas de investigación. Por ejemplo, se comenta el área de prevención de desastres, y se cruza con las cuatro líneas de investigación. Prevención de desastres requiere de conocimiento, de personal científico capaz de manejar los conocimientos de punta en sismología e ingeniería sísmica, o en flujos torrenciales, amenaza y vulnerabilidad. Ese capital es fundamental para el país, y en general estará en universidades o institutos del gobierno o centros de investigación públicos o privados o en oficinas de especialistas.

A continuación hacen falta instituciones capaces de conocer el problema, hacer seguimiento a la amenaza sísmica, investigar, preparar mapas de amenaza y meto¬dolo¬gías para evaluar la vulnerabilidad, proponer normas sismorresistentes, preparar planes de contingencia, convertir ese conocimiento en políticas de prevención. Los logros se consiguen si la institución se conecta con otra para que las tierras que se preparan para los desarrollos urbanos respeten los criterios de seguridad, y que los organismos de apoyo social se vinculen con los planes de contingencia concebidos por las instituciones. Desde un inicio debe considerarse la presencia de comunidades y estimularse su agrupamiento y la constitución de organizaciones vecinales, OCV’s y ONG’s. Hace falta la capacitación de las oficinas de proyectos para llevar el conocimiento a la realidad, así como las empresas constructoras y las elaboradoras de componentes y sistemas que respeten criterios de seguridad y de prevención elaborados desde las instituciones que tienen el conocimiento.

Talento humano y conocimiento

La UNESCO define cifras sobre el número de científicos requeridos. En Venezuela hay una población de unos 4.500 científicos y un déficit de unos 18.000. A pesar de que los niveles de inversión nacional son insuficientes en relación a lo establecido por la UNESCO, se ha logrado consolidar una importante capacidad en I+D, en investigadores e infraestructura de laboratorios y equipos. Esto es sin embargo insuficiente, especialmente si se compara con indica¬dores de países desarrollados, o con economías emergentes de otras regiones del mundo como las del sureste asiático. Esta oferta se concentra, en más de un 70%, en las universidades, principalmente en las más importantes universidades públicas, donde se realizan la mayor parte de las actividades de I+D, financiadas, casi totalmente, por el Estado.

El sector productivo contribuye muy poco con estas actividades y hay poca vinculación de la oferta científica y tecnológica con demandas del sector productivo y con la sociedad en general.

En Venezuela hay unos 3 millones de jóvenes entre 14 y 25 años sin oficio, y la media de la educación es de quinto grado de primaria. La insuficiencia de generaciones de relevo en universidades e instituciones de investigación, y la de capacidad técnica en el sector empresarial, así como el apoyo requerido para la mejora de la institucionalidad del sector público, son deficiencias en la formación y capacitación del talento humano.

Desarrollo del sector productivo

Se requieren capacidades de emprendi¬miento, innovación y asociatividad en el sector productivo. En Venezuela se encuentra ociosa más del 50% de la capacidad productiva. La producción se ha caracterizado por baja calidad e ineficiencia, lo cual dificulta su incursión competitiva en el mercado. Una de las razones es el escaso uso de nuevas tecnologías, y las pocas perspectivas o esfuerzos emprendidos hacia el aprendizaje tecnológico y la formación del personal.

El sector productivo es estratégico, y para ello debe ser verdaderamente emprendedor, y asumir su rol en un ambiente de fortalecimiento de capacidades y de compromiso hacia una población y un país, y contar con el apoyo financiero y progra¬mático del Estado.

Formación de redes sociales y de instituciones

La asociatividad soluciona limitaciones de debilidad de gestión, dispersión y aislamiento, ineficiente utilización de recursos y desarticulación de gestiones nacionales, regionales y locales. Asimismo la promoción de las organizaciones de ciudadanos eleva la calidad de la acción social.

Desarrollo Institucional

Uno de los elementos del desarrollo institucional es la asociatividad, el compromiso conjunto, y la adecuada formulación de políticas públicas, lo cual requiere la implementación de mecanismos de participación de los actores sociales en la generación y uso del conocimiento, así como el uso de metodologías de prospección, observatorios y análisis de escenarios. La definición de los problemas apremiantes de una sociedad no debe corresponder únicamente a las máximas autoridades, sino a los distintos actores involucrados

Áreas de I+D

Las áreas de investigación y desarrollo (I+D) en vivienda incluyen principalmente:

 Evaluación y diagnóstico estadístico. Diseño de instrumentos para el levantamiento de la información y seguimiento más de cerca de la realidad
 Evolución de la calidad de vida del venezolano
 Infraestructura urbana
 Componentes y materiales estructurales
 Pymes para el sector productivo
 Amenaza y vulnerabilidad ante desastres
 Financiamiento
 Organizaciones sociales y participación ciudadana
 Espacios recreacionales y seguridad
 Impacto ambiental
 Organización productiva de las comunidades. Microempresas y microcréditos
 Desarrollo urbano y calidad de vida
 Confort
 Desarrollo territorial
 Suelos y geología
 Técnicas constructivas
 Uso y desarrollo de tecnologías de información y comunicación
 Paisajismo
 Desarrollo de un observatorio
 Sistemas de información

Acompañamiento técnico

Es fundamental la capacitación del actor mediante estrategias adecuadas que lo acompañen. Insistimos en la seguridad. Como ejemplo, organismos del Estado (tanto centrales como en estados y municipios), han construido desarrollos basados, muchos de ellos, en sistemas de viviendas estruc¬turalmente inadecuadas. Se requiere la evaluación de estos sistemas, lo cual incluye su refuerzo o su demolición, ya que con frecuencia no proveen condiciones mínimas de seguridad.

El uso del adobe es inadecuado ya que requiere de costosos refuerzos estructurales para poder ser utilizado correctamente en zonas sísmicas; sus técnicas y manuales de cálculo de uso común en el país no cumplen con los requisitos mínimos necesarios. Es notable la ausencia actual de normativas estructurales nacionales para viviendas sismorresistentes de uno o dos pisos. Las familias requieren de acompañamiento técnico para la construcción.
La inmensa mayoría de los ranchos utilizan paredes de mampostería. Para un adecuado comportamiento, las mismas deben ser confinadas por machones y vigas de corona de características específicas, lo cual se cumple en muy pocas ocasiones.

Inclusive, la calidad de la vivienda en los barrios ha disminuido en los últimos años: el incremento de la demanda ha conducido al aumento del número de pisos, sin que se cuente con fundaciones y estructuras adecuadas. Además, se incorporan técnicas cada vez más pobres de construcción: una de ellas es la utilización del bloque trabado en sustitución de los machones de concreto, elemento que aumenta la debilidad estructural, y que es expresión de la margi¬nalidad y la ignorancia llegada al país desde Ecuador y Colombia en las últimas dos décadas.

La vivienda tiene historia

La vivienda es producida obedeciendo la procura íntima del deseo humano, refugio, calor: el lar y sus dioses. La casa definitiva está por hacer, todas las casas serán transformadas. El deseo de vivienda no será enmarcado en formas definitivas, así tenga baldosas, tejas, techos de madera y línea blanca. El Estado no puede imponer la vivienda, debe acompañar y orientar su proceso social de producción.