Las noticias que me llegan sobre la conferencia de la Liga Árabe en El Cairo me devuelven la esperanza. Parece que las diversas facciones religiosas y políticas en Irak exigieron a los Estados Unidos un calendario para la retirada de sus tropas. Eso significa que los dirigentes sunitas, chiíitas y kurdos han podido por un tiempo dejar a un lado sus enormes discrepancias y unirse para exigir la salida inmediata de las tropas extranjeras de su país.
Quisiera sentirme igualmente optimista con respecto a las noticias en el terreno, pero en ese sentido –en particular en Bagdad–, la violencia sectaria no deja de aumentar a diario. No pasa un día sin que se asesine a una personalidad política o religiosa.
La vida cotidiana de los habitantes de Bagdad es totalmente anormal. Las colas frente a las gasolineras se extienden a lo largo de dos kilómetros. En un país que posee el 22% de las reservas de petróleo, los automovilistas se desgastan agotados durante al menos seis horas para llenar el tanque y sólo pueden conducir sus carros en días alternos, según el número de la chapa de matrícula que tengan. La electricidad sólo está disponible cuatro horas al día como promedio. El empleo marcha un poco mejor debido a las numerosas obras de BTP privadas que se están creando. Y, por supuesto, la seguridad sigue siendo igualmente catastrófica.
Jamás he visto personas tan resistentes como los iraquíes. Pero eso es como una cinta elástica… se le puede estirar, estirar hasta cierto punto, pero tarde o temprano se rompe. Sólo pido que aguanten un poco más, el tiempo para que las tropas estadounidenses se retiren de allí y se lleven con ellas a los demás combatientes extranjeros. Los iraquíes tienen una gran tarea por delante en lo que respecta a solucionar sus conflictos internos, pero no creo que la solución de esos conflictos sea posible mientras los soldados del Sr. Bush y los soldados del Sr. Bin Laden no encuentren otro sitio donde matarse los unos a los otros.

Fuente
PressAction

«Sooner or later it will snap», por Tom Fox, PressAction, 5 de diciembre de 2005. Este texto ha sido adaptado del último e-mail enviado por el autor la víspera de su secuestro.