Los alegatos referentes a los vuelos de la CIA que trasladan prisioneros a cárceles secretas en Europa ha afectado seriamente la condición de defensora de los derechos humanos y de la democracia proclamada con tanto bombo y platillo por la Unión Europea. Condoleeza Rice se negó a comentar las informaciones, pero precisó que las medidas extraordinarias tomadas habían salvado vidas europeas insistiendo en el hecho de que los Estados Unidos no permiten la tortura.
Según Der Spiegel, el gobierno alemán supo de 437 vuelos de la CIA por su espacio aéreo, pero Berlín no quiere disgustos con los Estados Unidos. The Guardian, por su parte, enumeró 210 vuelos al Reino Unido. El 2 de noviembre de 2005, el Washington Post reveló que la CIA utilizaba cárceles secretas en los países que integraron el ex bloque comunista, prisiones donde a los detenidos no se les reconoce derecho alguno y son confinados en celdas aisladas. La ubicación de esas cárceles ilegales sólo es conocida por algunas autoridades. Según el Post, los interrogatorios aplicados en esas prisiones violan las convenciones de la ONU y la ley militar estadounidense. La American Civil Liberties Union decidió acusar a la CIA ante los tribunales. Amnesty International afirma que Guantanamo forma parte de una amplia red de prisiones. El CICR afirma que los métodos aplicados en Guantanamo rayan con la tortura. Human Right Watch afirma que es común la práctica de humillaciones de tipo religioso, contrarias a la Convención de Ginebra. En estos momentos hay parlamentarios europeos como Sarah Ludford que exigen explicaciones.
Mientras tanto, Porter Goss y Dick Cheney piden que no se aplique a la CIA las legislaciones que prohíben la tortura. Es probable que los dirigentes europeos sepan lo que ocurre en sus países, pero no dicen nada. ¿Cómo, en semejantes condiciones, pueden gozar de credibilidad en cuanto a derechos humanos se refiere?

Fuente
Tehran Times (Irán)

«EU hypocrisy on CIA secret prisons» por Mohammed Ali Saki, Tehran Times, 6 de diciembre de 2005.