¿Basta con haber tenido la casualidad del nacimiento en Perú para que algunos “empresarios” se llamen a sí mismos peruanos? ¿Cómo de denomina a esos rastreros que jamás privilegian los esfuerzos de hombres que pelean aquí, con capital nacional y que todo el tiempo son postergados, ¡precisamente!, por las grandes transnacionales de las cuales son embajadores a tiempo completo, esos “empresarios”? Dice el señor Morales, de la Confiep, pandilla de amigotes y cipayos al servicio descarado del delincuente Kenya Fujimori que él “rechaza” una “campaña” contra los hombres de empresa. ¡Qué descaro y qué sinverguencería la de algunos!

Conozco el caso de muchos genuinos líderes empresariales que arriesgan su dinero y han conseguido estándares de muy alta calidad en los servicios que ofrecen. ¡No sólo eso! Su personal es peruano, se los educa, se los instruye, se los adiestra para competir en niveles internacionales muy exigentes, pero aquí ¡no hay incentivos! Siempre se ponen cuotas muy altas para impedir “legalmente” que participen de licitaciones o concursos que ya tienen dedicatoria o están decididos en regalo para alguien.

El aumento de sueldo mínimo que hace pocos días otorgó el gobierno pasa por un truquito financiero. Una empresa francesa, Sodexho, reparte su propaganda de vales para que los trabajadores utilicen esos documentos y adquieran bienes. No dice esta firma que el aumento puede también ser cobrado en dinero físico para que el empleado u obrero disponga a su libre albedrío del mismo. ¡No! Mañosamente se induce a que se usen estos vales. ¿Qué significa esto? ¡Muy simple! Que el Estado, que habilita el dinero por adelantado a Sodexho, sea cómplice de un carrusel financiero porque es Sodexho la firma que contrata los suministros, negocia el precio y tiene el capital asegurado ¡aunque el trabajador NO use los vales! ¿Quién o quiénes se han prestado a esta clase de desórdenes sumamente inmorales?

¿Qué dicen los “empresarios”? ¿Empresarios o cipayos?

Por lo menos cinco de los más importantes líderes políticos han recibido documentación sobre este asunto. Sólo uno de ellos tomó interés y hasta habló a muy alto nivel. Ciertamente desconfiado prometió seguir indagando en lo que parece un carnaval con mucha tómbola y bolsillo lleno. Dicen que a veces las leyes son el tabladillo de maniobras ilegales. La ley de prestaciones alimentarias que fuera desaprobada por el Congreso fujimorista y sí pasada por este Parlamento, tuvo en Carlos Almerí a uno de sus gonfaloneros más entusiastas.

Por alguna jugada del destino, Carlos Almerí, es hoy ministro de Trabajo, portafolio que propuso el aumento de la remuneración mínima vital. Preguntado, meses atrás, por Rosa María Palacios, Almerí no supo desmentir o emitir un categórico divorcio o distanciamiento con la empresa francesa Sodexho. Conviene preguntarle en voz alta al ministro de Trabajo: ¿está trabajando en combinación con Sodexho o es pura casualidad que sea esta la firma que se lleva la del león en el tema de vales que aprovechan la ley de prestaciones alimentarias?

¿Por causa de qué no se “indigna” Morales frente a un hecho sumamente discutible y que involucra a una empresa transnacional? ¿Empresario o cipayo?

La campaña electoral, de los que pueden ser y también la de megalómanos que por primera vez pisan un mercado o huelen aromas distintos y raros –para ellos-, tiene virtualmente idiotizados a los candidatos. No se preocupan de asuntos cotidianos que pueden estar escondiendo marañas financieras y el enriquecimiento subterráneo de malos funcionarios ¡pagados por el Estado, es decir por todos los contribuyentes!

¿Será el comicio la apropiada sordina para que los tiburones aprovechen la rapiña rápida y soterrada porque “nadie” se da cuenta? ¡Qué oprobiosa la casta política que así lo permita! ¡Y a esto también se llama traición a la patria!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!