El cocalero Evo Morales, presidente del Movimiento al Socialismo (MAS), ha sido electo presidente de Bolivia en la primera vuelta electoral del 18 de diciembre de 2005. La CIA/NED ha renunciado a cuestionar la regularidad del escrutinio dada la presencia de observadores internacionales independientes implementada por el CEPS español y al que se sumó la Red Voltaire.

El presente artículo es la ocasión de anunciar a nuestros lectores la integración de BolPress a nuestra red de prensa no alineada. La agencia de prensa boliviana viene a fortalecer un dispositivo original que, en un año, se ha convertido en América en la principal fuente de información política, independiente del sistema globalizado.

La prensa internacional comenta el hecho con una especie de vacilación que traduce la pérdida de interés estadounidense por el continente del Sur, y un desconocimiento creciente de su historia y evolución.
Aunque supuestamente son un lugar para el debate o expresión de puntos de vista divergentes, las páginas de «libre opinión» de la prensa mainstream de los Estados de la Alianza Atlántica raramente constituyen otra cosa que no sea el lugar de difusión de una visión única de los hechos, una parte esencial de la «fábrica del consentimiento». Sería caricaturesco afirmar que no se encuentra nunca una argumentación que vaya en el sentido opuesto al de la prensa dominante en estas secciones, pero, lamentablemente, Tribunas y Análisis da fe de ello en cada entrega: es algo extremadamente raro. Dichas páginas ofrecen un debate trunco en el que los adversarios se enfrentan, es cierto que con argumentos contradictorios, pero basándose en representaciones comunes de los asuntos del mundo. Los análisis diferentes sólo aparecen en las páginas de diarios destinados a otros universos culturales. De ahí nuestro interés en la prensa rusa, árabe o latinoamericana.
Sin embargo, en raras ocasiones, un acontecimiento imprevisto suscita cacofonía entre los expertos mediáticos y los editorialistas mainstream. La uniformización del pensamiento supone que una autoridad marque el tono y es lo que ha sucedido con la elección de Evo Morales, que, aunque no sea una sorpresa, descubre analistas mal preparados.

Por principio, para una gran parte de la izquierda que tradicionalmente apoya los partidos de vocación social y los programas de renacionalización de las riquezas nacionales, la elección de Morales constituye una buena noticia, aunque una minoría ponga en duda sus convicciones. Una parte de los neoliberales se alarma ante la política que podría seguir, mientras que otra considera que no hay mucho que temer de un individuo que consideran o muy moderado o con poco apoyo de su población para poder llevar a cabo políticas de transformación del país. La prensa también está dividida acerca de sus alianzas. Si bien la mayoría de los diarios lo presenta como aliado de Hugo Chávez, el diario francés Le Monde afirma que ambos están tremendamente disgustados [1].

La extrema derecha estadounidense, por el contrario, ya se ha forjado una opinión sobre el nuevo presidente boliviano. En un editorial fechado el 22 de diciembre de 2005, el diario del reverendo Moon, el Washington Times, declaraba que «un enemigo de Estados Unidos» había sido electo en Bolivia y se alarmaba ante la despenalización de la producción de coca y la renacionalización de los recursos petroleros.
Este punto de vista es compartido e incluso desarrollado por el vicepresidente de la National Association of Chiefs of Police, el asesor para la «lucha antiterrorista, Jim Kouri, en el MenNews Daily y la Free Republic. El autor llama desde ya a un derrocamiento de Evo Morales a quien acusa, entre otras cosas, de «comunista», «enemigo de Estados Unidos» y aliado de los traficantes de droga. Fustiga a los medios de izquierda estadounidenses que han aplaudido su elección, identificándolos como toxicómanos. Haciendo notar la debilidad del ejército boliviano, sugiere «medidas» para impedir que este país desarrolle el tráfico de cocaína hacia Estados Unidos, pretexto de invasión que ya sirvió para agredir a Panamá en 1989. A pesar de su carácter excesivo, no es un texto para tomar a la ligera. En efecto, siendo candidato a las elecciones presidenciales, Evo Morales reveló que el presidente Eduardo Rodríguez había entregado a los Estados Unidos los misiles del ejército boliviano, desarmando así a su país y haciendo posible una intervención militar norteamericana, a lo que le dedicamos un artículo. Por su parte, Kouri no se limitó a una sola tribuna, sino que pocos días después de la primera redactó otra sobre el mismo tema, nuevamente en el MenNews Daily.

Este punto de vista y las representaciones del presidente Morales que transmite no han sido aún difundidos en toda la prensa. El momento es más bien de interrogantes.
Los medios conservadores españoles también vacilan, por su parte, entre prudencia y ligera inquietud.

El diputado conservador español, Jesús López-Medel, un tanto paternalista, aconseja al nuevo presidente sobre la buena gobernabilidad en el diario madrileño El Mundo, en el que afirma que, antes que todo, Evo Morales debe restablecer el orden en el país, romper con el nepotismo y abrir Bolivia a las inversiones extranjeras; en resumen, no mantener sus compromisos políticos, sino seguir la política de sus predecesores. El autor lamenta que el nuevo presidente destaque su admiración por Fidel Castro y Hugo Chávez sin molestarse mucho más por ello. ¡Qué importan los discursos con tal y que Morales haga lo que se le pide!, pero, ¿lo hará?
El investigador Carlos Malamud se muestra tranquilizador para con los lectores del muy conservador diario español ABC. Es cierto que Morales está bien identificado con Chávez y Castro, pero el analista considera que no tiene una verdadera base electoral y que fue electo gracias a la clase media sólo para que restableciera el orden. Si se sale de este programa, su mandato se verá reducido.

Los servicios internacionales del New York Times difunden ampliamente el análisis del investigador peruano Álvaro Vargas Llosa. En el New York Times, el International Herald Tribune y en el diario argentino Clarín expresa también que Evo Morales, a priori, no tendrá los medios para aplicar su política y que su discurso es engañoso para los bolivianos. Para el autor, Bolivia necesita demasiado a los inversionistas extranjeros como para llevar a cabo una política que los aleje. Depende de Brasil, país con una influencia moderadora, y el poder es demasiado inestable para que Evo Morales pueda tomar medidas radicales. Sin embargo, todo depende de la actitud de Washington. En efecto, si Estados Unidos la emprende contra Morales, es posible que la unidad nacional se consolide a su alrededor a favor de medidas radicales.

Sin embargo, estos autores analizan la cuestión boliviana sin tener en cuenta una dinámica regional. En efecto, por el momento, más que la acción de Evo Morales, lo que cuenta es la señal que ha dado esta elección de que algo está cambiando en el continente. Los electores latinoamericanos escogen masivamente a candidatos que les prometen más justicia social, la renacionalización de las riquezas nacionales y la independencia con respecto a Estados Unidos, lo que pasa especialmente por el rechazo al ALCA. La elección de Evo Morales no es un resultado aislado. En diferentes formas, Chile, Perú, México y otros países podrían próximamente tomar la misma dirección.
En el diario colombiano El Tiempo, el escritor colombiano Óscar Collazos destaca esta tendencia y la pérdida de influencia de Washington. Lamenta que la derecha colombiana, asociada a Washington, analice la situación en América del Sur a través del prisma obsoleto y deformante de la Guerra Fría y de los movimientos comunistas de los 60-70. El mundo ha cambiado, les dice el autor, y ya no es posible imponer dictaduras militares para luchar contra una pseudo subversión «comunista».
Por otra parte, el ex presidente argentino Raúl Alfonsín también destaca esta tendencia y manifiesta su preocupación en una tribuna difundida por Project Syndicate y publicada igualmente por el Daily Times (Pakistán) y el Taipei Times (Taiwán), entre otros. En efecto, las victorias anunciadas de diferentes movimientos de izquierda latinoamericanos que apoyan una integración sudamericana autónoma con respecto a los designios de Washington podrían llevar a Estados Unidos a retomar la cuestión hemisférica a brazo partido. Así, el autor teme un retorno de la política del garrote y un endurecimiento de la las posiciones norteamericanas en su antigua área de influencia.

Al analizar la repercusión de las elecciones bolivianas, el politólogo altermundista francés, Eddy Fougier, se muestra satisfecho en Libération por la victoria de Evo Morales a quien compara con Hugo Chávez. Considera que Bolivia desempeñará un papel ejemplar para el movimiento altermundista, mostrando a los altermundistas franceses que ellos también deben ambicionar el poder y presentar un candidato a las elecciones presidenciales.

[1Véase « Le Monde pétrit la pâte à modeler latino-américaine », por Renaud Lambert, Acrimed, 5 de enero de 2006.