La polémica

El 4 de enero de 2006, el Centro Simon Wiesenthal, principal organización judía de defensa de los derechos humanos, dirigió al presidente venezolano Hugo Chávez Frías una carta en la que le exigía excusas públicas por haber hecho declaraciones antisemitas. Paralelamente, el centro escribió a los presidentes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay exhortándolos a bloquear el proceso de integración de Venezuela al MERCOSUR hasta que Hugo Chávez se excusara públicamente [1]

Inmediatamente, el corresponsal de la agencia Reuters en Caracas publicó un despacho. Sin embargo, actuó con precaución. Señala que la transcripción oficial de las palabras del presidente no coincide con la cita que publica el Centro Wiesenthal y reproduce el texto en cuestión. La versión del despacho en lengua inglesa, publicada 15 horas después, fue reescrita por la dirección. Ya no reproduce la cita, el periodista anota que el presidente Chávez no habló de los judíos pero deja entrever que expresó su antisemitismo en forma de alusión [2].

En Argentina y Venezuela, diarios de la derecha dura retoman el comunicado del Centro Wiesenthal pero, ante la cita exacta transmitida por Reuters, la mayoría de los periódicos se abstiene y decae la polémica.

La radio estadounidense Voz de América lanzó entonces un nuevo intento. Esta radio del Departamento de Estado de los Estados Unidos divulga únicamente la versión del Centro Wiesenthal y evita cuidadosamente toda referencia a la cita en cuestión [3]. Pero la reacción sigue sin producirse.

Será en definitiva el diario francés Libération, propiedad de Edouard de Rothschild, el que logre provocar la polémica de forma relativamente audaz ya que cita las declaraciones del presidente Chávez… pero mutilándolas [4]. Para reforzar la acusación, Libération agrega que el presidente venezolano tuvo como consejero durante un año al sociólogo argentino Norberto Ceresole, que el diario francés presenta como un revisionista partidario de la dictadura militar.

El periodista francés que firma el artículo, Jean-Hébert Armengaud, es conocido por su oposición personal a la revolución bolivariana, así como por su oposición a todos los regímenes progresistas de América Latina, y es autor de artículos contra las políticas de Fidel Castro y Jean-Bertrand Aristide.

El artículo de Armengaud es retomado entonces por Associated Press y más tarde por Le Monde [5]. La difamación está en marcha.

Manipulaciones

Según el Centro Simon Wiesenthal, el presidente Chávez declaró: «El mundo es de todos pero algunas minorías, los descendientes de aquellos que crucificaron a Cristo, se adueñaron de las riquezas del mundo», palabras que vendrían a retomar los eternos reproches antisemitas que acusan a los judíos simultáneamente de haber asesinado a Dios y como acaparadores de riquezas.

Según Libération, el presidente Chávez identificó a los «dueños del mundo» al declarar: «Más que nunca extrañamos a Cristo (…), pero resulta que una minoría, los descendientes de aquellos que crucificaron a Cristo (…) se apoderó de las riquezas del mundo (…) y concentró esas riquezas en pocas manos».

Ni el Centro Wiesenthal ni Libération indican en qué circunstancias fueron pronunciadas esas palabras ni a qué auditorio estaban dirigidas.

En realidad, Hugo Chávez Frías las pronunció en vísperas del día de Navidad ante una asociación católica de izquierda y lo que dijo fue: [6].

Director del Centro Wiesenthal de Buenos Aires.

Interrogado por la Red Voltaire, el director del Centro Wiesenthal de Buenos Aires, Sergio Widder, admite que «existe un margen de ambigüedad en sus declaraciones», entrevista telefónica con Sergio Widder, 9 de enero de 2006.]]. El señor Widder reconoce:
 Que el presidente Chávez no hablaba de los judíos, ni de manera explícita ni de manera implícita.
 Que los teólogos de la Liberación, que dirigen el [7] donde el presidente Chávez hizo sus declaraciones en vísperas del día de Navidad, no atribuyen la muerte de Cristo a los judíos sino al Imperio Romano y que desarrollan una espiritualidad según la cual Cristo mostró el camino de la liberación interior y política ante el imperialismo.
 Que las minorías que el presidente Hugo Chávez estigmatizó como grupos que abrigan las mismas intenciones que los asesinos de Cristo eran la clase dirigente venezolana que expulsó a Bolívar y lo dejó morir en Colombia y el sistema global actual que concentra las riquezas en manos del 10% de la población mundial.

A pesar de ello, el señor Widder mantiene parcialmente sus acusaciones sosteniendo que lo importante no es lo que dijo el presidente Chávez sino lo que pudieron entender sus oyentes y que un dirigente de su talla tiene el deber de expresarse claramente y sin ambigüedades. El señor Widder admite sin embargo que el discurso del presidente Chávez era claro para quienes lo escuchaban y declara no poder citar ningún otro caso de grupos, aparte del Centro Wiesenthal, que hubieran interpretado las palabras de Hugo Chávez como una muestra de antisemitismo. El señor Widder precisa además que el Centro Wiesenthal no se pronuncia sobre la política del presidente Chávez.

De qué se trata

A falta de fundamentos serios, esta polémica refleja objetivos precisos y considerables. Lejos de ser únicamente una asociación judía de defensa de los derechos humanos conocida por haber desarrollado con éxito la caza de criminales nazis, el Centro Simon Wiesenthal se ha convertido además en un órgano de apoyo a la política israelí. Es por ello que, aún cuando la Red Voltaire se enorgullece de haber actuado junto al Centro Simon Wiesenthal en la lucha contra el resurgimiento del antisemitismo, no puede sin embargo aceptar como buenas todas sus declaraciones.

A mediados de los años 80, el Centro organizó coloquios sobre el terrorismo que eran en realidad tribunas contra la resistencia palestina. Al comienzo de los años 90, el Centro dio a conocer un informe totalmente falso que acusaba a firmas francesas y alemanas de haber suministrado gases venenosos a Sadam Husein para utilizarlos contra la población iraquí. En 1992, el Centro hace campaña a favor del líder bosnio Alija Itzetbegovic y para obtener la intervención de la OTAN; Itzetbegovic es un ex militante nazi que goza, sin embargo, del apoyo de Israel. Actualmente, el Centro milita a favor de acciones contra Irán. En la primera plana de su sitio en Internet, el Centro promueve viajes a Israel que incluyen encuentros con «los dirigentes israelíes presentes y futuros» (sic) y una visita a una base militar de Tsahal.

En su comunicado sobre las palabras atribuidas al presidente Chávez, el Centro lo compara con el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad. Más directo, Libération recuerda que el primer viaje oficial de Ahmadineyad al extranjero será… a Venezuela, donde será recibido por el presidente Chávez. El diario francés se refiere de paso al caso de Norberto Ceresole, ex consejero de Chávez, subrayando que se trataba de un revisionista. Libération se abstiene de precisar que fue precisamente a causa del revisionismo de Ceresole que Hugo Chávez lo despidió [8] y que el propio Ceresole fue también consejero de dirigentes iraníes. Ceresole desempeñó así un papel protagónico en el acercamiento entre Venezuela e Irán en el seno de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

En otras palabras, en momentos en que Estados Unidos e Israel preparan una acción militar contra Irán y tratan de aislar a este país en el plano diplomático, el Centro Wiesenthal recurre a la mentira para acusar de antisemitismo al presidente Chávez y aislarlo también.

Para garantizar el apoyo del Departamento de Estado estadounidense a esta maniobra, el Centro Wiesenthal la acompaña de un intento de bloquear la adhesión de Venezuela al MERCOSUR, con la finalidad de dar un nuevo impulso al proyecto de creación del ALCA que el presidente estadounidense George W. Bush trató inútilmente de imponer durante la cumbre de Mar del Plata.

Las acusaciones difamatorias del Centro Simon Wiesenthal son la continuación de una larga lista de campañas de prensa orquestadas contra el presidente Chávez. Este último ha sido en efecto calificado sucesivamente de «golpista», «gorila», «dictador» y «populista» por la prensa atlantista, que no ha logrado nunca justificar tales injurias.

Deploramos que el Centro Simon Wiesenthal, cuya acción contra los nazis despierta enorme admiración, se una a ese tipo de campañas comprometiendo así la lucha contra el antisemitismo y reduciéndola a la categoría de simple maniobra politiquera a favor de los intereses israelíes.

[1«El Centro Simon Wiesenthal condena declaraciones antisemitas de Hugo Chávez y reclama disculpas públicas», Centro Simon Wiesenthal, Buenos Aires, 4 de enero de 2006.

[2«Centro Wiesenthal condena declaraciones “antisemitas” de Chávez», Reuters, Caracas, 4 de enero de 2006, 6h58 GMT. Versión en inglés «Wiesenthal Center slams Chavez "anti-Semitic" talk», 21h55 GMT.

[3«Jewish Group Accuses Venezuelan President of Anti-Semitic Comments», Voice of America, 5 de enero de 2006.

[4«Le credo antisémite de Hugo Chávez», por Jean-Hébert Armengaud, Libération, 9 de enero de 2006.

[5«Le centre Wiesenthal accuse Hugo Chavez d’antisémitisme», Le Monde, 9 de enero de 2006.

[6«El mundo tiene para todos, pues, pero resulta que unas minorías, los descendientes de los mismos que crucificaron a Cristo, los descendientes de los mismos que echaron a Bolívar de aquí y también lo crucificaron a su manera en Santa Marta, allá en Colombia. Una minoría se adueñó de las riquezas del mundo, una minoría se adueñó del oro del planeta, de la plata, de los minerales, de las aguas, de las tierras buenas, del petróleo, de las riquezas, pues, y han concentrado las riquezas en pocas manos: menos del diez por ciento de la población del mundo es dueña de más de la mitad de la riqueza de todo el mundo», Hugo Chávez Frías, 24 de diciembre de 2006.

[7Centro de Desarrollo Endógeno Integral Humano

[8Una violenta polémica sobre el tema tuvo lugar entre Norberto Ceresole y el vicepresidente José Vicente Rangel.