El derrame cerebral que sufrió Ariel Sharon es quizás el mayor desastre que ha afectado a Israel en 60 años de existencia. Mientras escribo estas líneas, el estado de salud de Ariel Sharon es incierto, pero como se duda que sobreviva, ni siquiera se piensa en que pueda reanudar sus funciones. Lo que le ha ocurrido es lamentable, pues tenía la posibilidad de estabilizar un centro político israelí capaz de gobernar.
Desde hace una generación, la izquierda y la derecha brindan siempre la misma alternativa: la izquierda quiere negociar y la derecha afirma que eso es imposible, y que deben anexarse los territorios ocupados. La idea de Ariel Sharon era, tras el fracaso del proceso de Oslo que fue utilizado por los palestinos para intensificar el terrorismo, la de desarrollar otra política entre la negociación y el Gran Israel. Para ello, organizó una división unilateral y se separó de los palestinos por medio de una barrera. Ello hizo que disminuyera en un 90% el número de atentados y permitió un nuevo despegue de la economía israelí.
Para esta política Sharon contó con el apoyo popular y estuvo a punto de ganar las elecciones con su nuevo partido. Infelizmente, ese partido sólo tiene unas pocas semanas de existencia y es difícil que sobreviva sin Sharon. Es cierto que el partido no depende de un solo hombre, pero su ausencia se va a sentir.

Fuente
Washington Post (Estados Unidos)

«A Calamity for Israel», por Charles Krauthammer, Washington Post, 6 de enero de 2006.