Mientras escribo estas líneas, Ariel Sharon lucha por su vida. No hay que ser neurólogo para saber que han llegado a su fin sus días en el cargo de primer ministro. Fue el último de los gigantes de la generación de 1948. Fue adorado y odiado. Su trayectoria fue similar a la de Moshe Dayan.
Dayan había luchado contra los árabes, pero al final de su vida fue un defensor de la paz con Egipto y logró convencer a Menahem Begin. Fue el primero en comprender los límites de la fuerza bruta y la importancia de los territorios ocupados como moneda de cambio para adquirir la paz. En aquella época, Sharon era un constructor de colonias y un extremista que cambió cuando tomó en sus manos las riendas del Estado. Comprendió entonces que Israel no podía derrotar el terrorismo solo y experimentar el desprecio de las naciones. Tuvo una trayectoria intelectual comparable a la de Charles De Gaulle con respecto al problema argelino. Electo como defensor de los colonos, se convirtió en el oponente de sus antiguos partidarios y de la extrema derecha.
Sólo Sharon podía llevar a cabo la evacuación de las colonias de Gaza sin provocar una guerra civil. Desafortunadamente, los árabes seguirán siendo los árabes y perdieron la oportunidad de lograr la paz.
Amir Peretz y Benjamin Netanyahu aprovecharán la desaparición de Sharon para tratar de reagrupar a sus militantes ahora en Kadima, pero este partido fue el resultado de las circunstancias y éstas no han cambiado.
Hasta la vista, gigante de 1948.

Fuente
Ha’aretz(Israel)
Diario de referencia de la izquierda intelectual israelí. Propiedad de la familia Schocken. Tirada de 75,000 ejemplares.

«Good-bye, giants of 1948», por Yoel Marcus, Ha’aretz, 6 enero de 2006.