Ha poco, cuando los debates entre los cuatro candidatos a la presidencia chilena, todos con unanimidad absoluta y pétrea, expresaron su posición frente al tema de los límites marítimos con Perú: ¡no había nada que discutir y que este asunto estaba zanjado! El hecho es subrayable y quien no lo vea así, incurre en una torpeza miope y mentecata. ¿Cree la parlamentaria Mercedes Cabanillas, a quien presumí más inteligente, que la socialista Michelle Bachelet, por razón de sus ideas, va a ceder un ápice de la postura nacional de su país por consideración a sus “hermanos” apristas? Bachelet es más chilena que socialista. Y conviene que la legiferante no lo olvide.

Un largo párrafo, escrito por un compatriota de Bachelet (Alfredo Ramírez Alzamora), otorga un punto de vista, a mi juicio, bastante certero: “Esa es la "compañera" que -a horcajadas de la UP y del recuerdo de Allende- pugna por llegar a La Moneda. Se acomoda al Nuevo Orden Mundial impuesto por Bush. Antes –sin duda- estuvo con el Kremlin y Brezhnev. Jamás se supo que condenara ese Vietnam secreto de la URSS en Afganistán. Tampoco virtió una opinión crítica sobre el genocidio de la Rusia de Putín en Chechenia. La industria del silencio es altamente rentable en política. Calló a su vez cuando el comandante el jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, suscribe la doctrina de la "guerra preventiva" vulnerando la promesa de "despolitizar” a esa institución. Más que eso, apoya la tesis pentagonista de suprimir el Servicio Militar Obligatorio y profesionalizar las FFAA con lo cual se aniquila la teoría de “la nación en armas”. Suscribe el modelo neoliberal aplicado en economía que inauguran los Chicago Boys -discípulos de Milton Friedman- bajo el gobierno del general Pinochet. Apoya –con sus mohínes y mutismos- junto a Soledad Alvear- el "carmonazo". Nos referimos al intento de derrocar a Chávez el 2002. Luego apoya en la trastienda -de hecho y con la boca cerrada- el golpe que depone al presidente Aristide. Tampoco promueve una negociación con Bolivia y, en su momento, se asocia al "portazo" de Monterrey que Lagos propina al presidente Mesa. No conforme con eso nuestra eurocéntrica candidata se asocia a la política de mano dura con Lima (demarcación marítima, asesinato de inmigrante ilegal en la Línea de la Concordia*, apoyo a graffiteros...) y a los forcejos con Buenos Aires por suministro de gas. Esta postura “aislacionista” –propia de nuestra Cancillería- se refuerza con Ignacio Walter Prieto, miembro familias linajudas cuyos antepasados están ligados a tres fratricidios (Guerra de Chile contra la Confederación Perú-Boliviana (1835-1839), Guerra del Pacífico (1879-1883) y Guerra Civil que depone a Balmaceda (1891). Este otro colaborador de Lagos y miembro del equipo de la presidenta electa es un conspicuo antiperonista y hombre que públicamente ha manifestado sus dudas en lo que se refiere a convenios con las repúblicas vecinas “porque poseen una institucionalidad endeble” (sic).” Bachelet es más chilena que socialista.

Otro ejemplo. La señora Soledad Alvear fue canciller del presidente Lagos y en el 2002 estuvo en Perú y fue condecorada por Niño Diego García Sayán, uno de los farsantes más conspicuos de la izquierda caviar, a pocos días de haber sido cuasi fulminada en Chile, Aerocontinente. Entonces, la Alvear ya había recordado al venerable amnésico don Javier Pérez de Cuéllar lo que éste habría firmado en dos juegos de notas reversales en 1969, reconociendo límites marítimos con Chile. Sobre el particular, Alan García Pérez hizo pública la información, pero ahora se ha “olvidado” convenientemente. Recuérdese que Alvear fue contendiente de Bachelet en la lid interna. ¿Habría habido alguna diferencia si ella hubiese sido la portaestandarte?: ¡Ninguna! ¡También Alvear es más chilena que socialista!

Mientras que en el sur hay una política externa sólida por determinada; firme por lo que la historia registra, ayer y hoy; y una clase dirigente que privilegia como cuestión de Estado la custodia de sus fronteras terrestres y marítimas y para ello se arma como si la guerra fuera mañana, y de esto puede dar cuenta sobrada y munificente, la propia ex ministra de Defensa, Michelle Bachelet, aquí vivimos de idioteces pronunciadas fuera de contexto, alejados del marco histórico, profundamente divorciados del respeto a la memoria de los mártires y de los héroes que murieron por la patria. Sólo la ignorancia supina de ciertos candidatos puede producir estos genuinos –e inaceptables- eructos que quieren ser reconocidos como “declaraciones políticas”. ¡Qué dislate y oprobio!

La señora Bachelet puede tener enormes méritos y haber pasado un calvario personal sumamente doloroso. Pero, no hay duda que ella tiene muy claro el horizonte. Y a éste ha contribuido muy mucho apertrechando a Chile hasta los dientes. La pregunta es: ¿para qué o contra quién? La parlamentaria Mercedes Cabanillas en lugar de protestar cofradías o supuestas hermandades, debería estudiar más, hablar menos y procurar que su Partido, otrora el gran movimiento popular del pueblo peruano, no quede en un deslucido y trágico tercer lugar.

Bachelet: ¡más chilena que socialista! ¡No hay duda posible!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

*El ciudadano peruano –como reconoce Ramírez Alzamora- fue asesinado en territorio de Tacna, por balas de sur a norte, por lo cual el gobierno peruano exigió enérgicamente explicaciones a su par de Chile.