Steven Spielberg asegura que su filme Munich no es un ataque contra Israel. ¿Cómo explicar que tantos defensores de Israel se sientan entonces atacados en este filme?
Puede ser que el problema se deba a la opción de Steven Speileberg de acudir a Tony Kushner para redactar el guión. Kushner es un autor opuesto a la existencia de Israel, que plantea que Israel quiere destruir la identidad palestina y que pide que Ariel Sharon sea acusado como criminal de guerra.
Puede ser que el problema se deba a esa curiosa obsesión de los judíos por el dinero que presenta el filme.
Puede ser que se deba a que el filme es una adaptación del libro Vengeance de George Jonas, basado en los recuerdos de un individuo cuyo trabajo en los servicios del Mossad fue siempre negado por éste.
Puede ser que el problema consista en que las víctimas de los asesinatos son presentadas como personas encantadoras (lo que quizás fueron) a quienes en ningún momento se les ve cometer el más mínimo daño, contrariamente a los agentes del Mossad.
Puede ser que se deba a que varios israelíes que aparecen en el filme manifiestan criterios racistas sin precisar el contexto.
Puede ser que el problema se derive de una llamada diferencia presentada en el filme entre la moral judía y las acciones llevadas a cabo por Israel.
Puede ser que el problema se deba a la selección del héroe, al inicio encarnación perfecta del militante sionista, que termina por abandonar Israel para instalarse en Brooklyn y que teme ser asesinado por el Mossad. Puede ser que se deba a presentar la masacre de Munich como una respuesta a la violencia israelí.

Fuente
Wall Street Journal (Estados Unidos)

«Munich», por Bret Stephens, Wall Street Journal, 1ro de enero de 2006.