Estaba a favor de la guerra contra Irak pero con reservas, que todavía tengo. Los que se oponen a esa guerra tienen fundamentos para ello e incluso podrían utilizar el argumento maquiavélico de que Sadam Husein fue un valioso aliado contra Irán y que hoy nos damos cuenta de que Irán quiere convertirse en una potencia nuclear. Sadam pretendía disponer de armas de destrucción masiva para alimentar sus propios fantasmas referentes a su poder. Irán por su parte desarrolla armas nucleares (lo que nadie discute) y no lo hace con un objetivo psicológico sino práctico que puede llegar, para retomar la expresión del presidente Mahmud Ahmadineyad, hasta «borrar a Israel del mapa». Ese es un tema que preocupa a Occidente, pero también a los vecinos de Irán.
Felizmente, los adversarios de Irán cuentan todavía con algún tiempo. Irán no ha desarrollado aún el arma nuclear. En la actualidad, proceden al enriquecimiento nuclear a fin de desarrollar su arma.
La voluntad actual de Estados Unidos y de la troika europea, (Reino Unido, Francia y Alemania), es llevar el caso de Irán al Consejo de Seguridad, mediante el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el órgano de las Naciones Unidas encargado de verificar si se respeta el Tratado de No Proliferación (TNP). Hasta el presente, ni el OIEA ni el Consejo de Seguridad tienen la posibilidad de hacer respetar el TNP. La pregunta apremiante es: ¿qué se debe hacer si el Consejo de Seguridad no logra convencer a Irán de que renuncie a su programa de enriquecimiento nuclear? Las sanciones económicas suelen mencionarse como medio para reprimir a Irán, y sin duda es cierto que la interrupción del comercio y de los aportes de tecnología causaría serios problemas al gobierno iraní.
Pero parece poco evidente que esas sanciones obliguen a Irán a cambiar de actitud. Estados Unidos y la troika europea deben considerar otros métodos para mantener a Irán bajo control. Iniciar una segunda guerra en el Medio Oriente no sería una iniciativa deseable por el momento para Estados Unidos y sin duda sería muy impopular en su país y para sus aliados, lo que nos hace pensar en la geopolítica del Medio Oriente, y en Israel, que podría fácilmente destruir las centrales nucleares de Irán por la vía militar.
Occidente no puede, sencillamente, dejar que los hechos ocurran por sí solos. En ningún caso puede ignorarse una intervención militar, pero debe ser, siempre, como último recurso. Mientras tanto, debe ensayarse todo tipo de intervención limitada, que incluya el aislamiento económico y político, junto con la construcción del oleoducto alternativo para evitar la ruta actual del petróleo. Así como, por supuesto, la intensificación de las medidas antiterroristas.
El régimen de los ayatolás apoyan a los insurrectos en Irak y les suministran armas. También han establecido vínculos con las peores organizaciones terroristas mundiales, como Al Qaeda y Hezbollah. Los iraníes pueden ser el vínculo que falta para explicar lo que el MI5 siempre buscó tras los atentados del 7 de julio en Londres.

Fuente
Gulf News (Emiratos Árabes Unidos)
Gulf News es el principal diario dedicado a todo el Golfo Arábigo-Pérsico. Difusión: más de 90 000 ejemplares. Redactado en Dubai en inglés, es leído sobre todo por la muy importante comunidad extranjera radicada en la región.
Daily Telegraph (Reino Unido)
The Age (Australia)

«We should be very worried about Iran», por Jogn Keegan, Daily Telegraph, 12 de enero de 2006.
«We should be worried about Iran», Gulf News, 13 de enero de 2006.
«How to tackle the threat of nuclear Iran», The Age, 14 de enero de 2006.