El ya maduro Pepe Eliaschev insiste en dar pelea por convertirse en el periodista más gorila del sistema. En una de sus últimas columnas del diario Perfil (20/11/05) dio cuenta de sus sufrimientos como cliente de la Clínica Suizo Argentina cuando, en la calle, trabajadores de Sanidad reclamaban aumento de sueldo mientras él visitaba a una parturienta feliz y su beba. El título de la obra fue “Dame fuego” y estos algunos de sus párrafos: (...) los manifestantes zamarrean sus bombos, gritan consignas futboleras y de una puerilidad insultante (todas terminan en un patético ¡la puta que los parió!), mientras los neumáticos en llamas van produciendo grueso y atosigantes nubes de humo negro… la avenida, desde luego, ha sido prestamente cortada por la Policía: sesenta personas no pueden ser contenidas ni disciplinadas por nadie. En la Argentina, paraíso de la corrección política, la estrategia del Ministerio del Interior es como la de Mao en la década del 50: que florezcan cien flores, que estallen mil minipiquetes, que los que demandan hagan lo que quieran, como quieran, donde quieran y hasta cuando quieran…

A los sesenta años, a Eliaschev le molestó el ruido de la protesta. Es comprensible. Por la edad y por su consecuente fastidio para que los demás se expresen. ¡Cómo van a molestar a los pacientes de la Suizo, caramba!

Ya en los 80, don Pepe se quejaba contra sectores de la izquierda que silbaron en el Luna Park al ex presidente chileno Patricio Aylwin por su complacencia con la dictadura de Pinochet. “Antidemocráticos”, los llamó. Por entonces, polemizamos en la revista El Porteño.

Intrigados por desentrañar el pensamiento político actual de Eliaschev, optamos por meternos en su página web en la que un tentador título dice: en este sitio hay algunas ideas.

Ideas, de verdad, no encontramos. Sí un interesante álbum familiar de don Pepe en el que posa junto a López Murphy, Alberto Kohan y otros dirigentes políticos de dudosa popularidad como Aníbal Ibarra y Leopoldo Moureau.

Ya saben entonces. Ojito con ir a cortar calles, golpear bombos y prender fogatas que perturben al fotogénico Eliaschev. A quien nos atrevemos a sugerirle un consejo: por qué no copia algo del buen esfuerzo de contrainformación que hacen los compañeros de Indymedia, entre quienes se cuenta a Tomás “Tornillo” Eliaschev.
¿Te suena ese muchacho, Pepe?