El diario conservador estadounidense The Washington Times no se contenta con las acusaciones proferidas por la administración Bush contra la República Islámica de Irán con respecto a un imaginario programa nuclear militar para designar a ese país como el enemigo número uno.
En su última edición, el periódico, propiedad del reverendo Moon y muy leído por la élite en Washington, nos relata la trágica historia de «Mohammed» el iraquí, cuyo sobrino fue reclutado en una mezquita de Bagdad para pasar en Irán un entrenamiento de un mes en las prácticas de las milicias pro chiítas. Esas prácticas consistirían, según el autor, en buscar a los opositores al Supreme Council for Islamic Revolution in Iraq (SCIRI, cercano a Teherán) en su domicilio y eliminarlos.

Esta «información», imposible de verificar debido al supuesto anonimato que debe proteger a los testigos, permite al periódico matar dos pájaros de un tiro, haciendo recaer la responsabilidad de las violencias en Irak sobre la mayoría chiíta que la emprendería con los sunitas de los alrededores de Bagdad, y por extensión sobre Irán. Sin embargo, el autor reconoce más adelante que la Alianza Iraquí Unificada, de la que forma parte el SCIRI, obtuvo una amplia mayoría en las «elecciones» celebradas en el mes de diciembre de 2005. Podemos preguntarnos entonces cuál sería el interés para el SCIRI en eliminar a sus opositores.
¿Acaso la democracia en Irak sólo sería deseable si los chiítas del país renunciaran a sus vínculos naturales con sus vecinos iraníes?
Además, ¿no se trata de endilgar la responsabilidad del caos iraquí a Teherán? En suma, se trataría de justificar una campaña contra Irán por el fracaso de la anterior campaña contra Irak. Y así sucesivamente.