En el período 2000-2001, Ucrania y Rusia adoptaron reformas para limitar los abusos en los precios del gas que beneficiaban a los oligarcas. Se firmó un contrato entre Rusia y Ucrania así como un acuerdo sobre los precios. Después de la revolución naranja, Rusia y Ucrania manifestaron su descontento con relación a dicho acuerdo. Rusia quería obtener precios cercanos a los del mercado y Ucrania pidió relaciones comerciales más sanas. Ambas demandas eran comprensibles.
Sin embargo, el compromiso firmado el 4 de enero y hecho público por Yulia Tymoshenko suscita muchas interrogantes. El contrato sólo cubre un período de seis meses y establece que el precio de 1 000 metros cúbicos de gas es de 95 dólares, sin determinar cuál será el de los seis meses siguientes. El acuerdo prevé asimismo la venta de 34 mil millones de metros cúbicos cuando en realidad Ucrania necesita 21 mil millones más. Lo que falta sería entonces comprado a Turkmenistán al precio de 50 dólares por 1 000 metros cúbicos durante seis meses y a 60 dólares los seis meses siguientes. El acuerdo no establece los costos por concepto de tránsito a través del territorio ruso. Esto significa que Ucrania compra a un precio inferior al del mercado durante seis meses pero que las negociaciones deberán reanudarse después.
Tal y como ha sido redactado, el acuerdo perjudica a la empresa pública Gazprom pero favorece a RosUkrEnergo, una sociedad privada que, según Yulia Tymoshenko pertenece a personas cercanas a Vladimir Putin, y en particular a Igor Seckin.
No obstante, tal y como ha sido redactado, el acuerdo no es malo para Ucrania. La votación en el Parlamento contra el gobierno ucraniano es sobre todo la señal de un cambio de alianza en su seno.

Fuente
Moscow Times (Rusia)

«New Players and New Stakes in a New Gas War», por Anders Aslund, Moscow Times, 12 de enero de 2006.