Los premios Príncipe de Asturias de las Letras Günter Grass y Claudio Magris, que recibió este galardón en 2004, participaron en Oviedo en un encuentro que trató sobre la independencia de los medios de comunicación y el tratamiento de la información en la actualidad.

El debate, que tuvo como escenario el salón Covadonga del hotel de la Reconquista, el mismo escenario en el que cada año se anuncia el nombre de los galardonados con los Premios Príncipe de Asturias, contó también con la presencia del ensayista alemán Ivan Nagel y de los periodistas de Il Corriere della Sera Massimo Nava y de El País Ángeles Espinosa, especialistas en conflictos bélicos.

Especialmente crítico en sus opiniones se mostró Grass, para quien ’la humanidad nunca ha dispuesto de tantos medios tecnológicos como en la actualidad y, sin embargo, es cuando peor informada está’.

El autor de ’El tambor de hojalata’ y ’El urogallo’ apeló al ’valor’ y la ’independencia’ de los periodistas para revertir esta situación, aunque lamentó que la dependencia económica de los medios de comunicación no propician el ejercicio de un periodismo independiente y veraz.

Denunció también la “manipulación de las opiniones” a la que se asiste a diario, y como ejemplo dijo que cuando el reciente premio Nobel Harold Pinter acusó a la CIA de ser una organización criminal se le criticó desde muchos ámbitos “pese a que nadie pudo refutar los argumentos que esgrimió para sostener dicha acusación”.

A la ya referida cita de Harold Pinter, añadió una consideración referida a las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, «un crimen de guerra que nunca fue condenado» y por el que «los Estados Unidos nunca han estado dispuestos a pedir perdón”.

Por su parte, Magris considera que el primer problema al que se enfrenta la información actual es el de la ’verdad falseada’, a la que, dijo, se puede llegar por distintas vías, como por ejemplo ’la alteración de la jerarquía de valores’.

En opinión del autor de “El Danubio”, lo que prima en el periodismo actual es el ’ruido’, y aseguró que este elemento “neutraliza toda verdad”.

“Eso está ocurriendo hoy en día en los medios de comunicación, hasta el punto de que hay veces que cuando aflora la verdad se tienen la sensación de que ya no sirve para nada”, aseveró el escritor italiano.

Magris planteó, una vez más, esa insoslayable contradicción característica de los últimos lustros: disponemos de más instrumentos para comunicarnos que jamás antes en la historia y, sin embargo, no está nada claro que nuestro conocimiento de la realidad se haya desarrollado en la misma medida. Lo expuso de forma plástica. «Tenemos la sensación de que sabemos de lo que pasa en Afganistán menos de lo que sabían los lectores de Kipling».

El autor de «El Danubio» puso sobre el tapete el problema de la verdad. De esa verdad que, pese a ser transmitida, «se ahoga en un océano de noticias y mensajes». Esta sobreabundancia de información da lugar, a juicio de Magris, a una carencia de jerarquía de valores, de tal suerte que, «aún diciendo cosas ciertas, se crea un ruido que neutraliza toda verdad». Y es que la verdad, subrayó el escritor de Trieste, existe «no cuando uno la conoce, sino cuando se convierte en una fuerza que actúa».

Ángeles Espinosa denunció los problemas a los que muchas veces se enfrentan los corresponsales en conflictos bélicos para acceder a la información, como sucede en la actualidad en Iraq, que fomenta la difusión de informaciones muy sesgadas.

Ya en relación con la guerra de Iraq, Massimo Nava señaló que «el poder engañó a los servicios secretos, y no al revés». Esta reflexión del periodista de «Il Corriere della Sera» se refería, en particular, al argumento de que Irak poseía armas de destrucción masiva. En este contexto, el periodista «se convierte en un testigo muy marginado», en opinión de Nava, quien ilustró esta aseveración con un caso real del que fue protagonista y del que se deriva una crítica a su propio periódico. Sucedió en Bagdad, el día en que la estatua de Saddam Hussein fue derribada de su pedestal. Según el reportero, quienes se hallaban en el entorno de aquella plaza eran diversos colectivos que poco tenían que ver con el pueblo iraquí, y, sin embargo, fueron abundantes los medios -entre ellos «Il Corriere», con un titular que poco tenía que ver con la crónica de Nava- que transmitieron el acontecimiento como un festejo popular.

El ensayista alemán Ivan Nagel optó por no entrar al coloquio de forma directa, sino a través de dos citas cuyos autores sólo desveló después de enunciar cada una de ellas. La primera dirigió el debate, una vez más, a Estados Unidos, y más en concreto a uno de sus padres fundadores, Thomas Jefferson, autor de la célebre reflexión de que si tuviera que elegir entre un Gobierno sin periódicos o periódicos sin un Gobierno, optaría por lo último. La otra también encerraba una alusión a la potencia norteamericana. Dice así: siempre es fácil convencer a un pueblo de la necesidad de una guerra; sólo hay que decirle que corre peligro de ser atacado. Autor: Hermann Goering, número dos de Hitler.

Ángeles Espinosa incidió en la dificultad que, en ocasiones, plantea el acceso a la realidad sobre la que se tiene que informar. De nuevo el foco se situó sobre la guerra de Iraq. En particular, sobre los tres procesos electorales celebrados en 2005, de los que la reportera destacó la escasa capacidad de maniobra de la que gozaban los periodistas. Espinosa indicó que buena parte de las informaciones que se están publicando en torno al conflicto “están muy condicionadas por estas circunstancias”.

# Portal de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC)