La Comuna Shuar Yamanunka está asentada en el Campo Limoncocha que actualmente es operado por la petrolera estadounidense OXY. El área que comprende dicha comunidad indígena alcanza las 8 820 hectáreas, está habitada por más de 300 familias.

La OXY opera bajo su responsabilidad 10 pozos y una estación de producción que antes pertenecieron al Estado y que injustificadamente fueron cedidos a la petrolera norteamericana. El perjuicio para el país radica en que siendo Petroproducción dueño de las reservas y de las instalaciones millonarias se haya entregado más del 40% de la producción diaria, que representa aproximadamente 170 mil dólares diarios de ganancia, o 61 millones de dólares anuales.

En otro ámbito, a la Comisión de Derechos Humanos de Shushufindi han llegado las denuncias de varios dirigentes de la comuna Yamanunka, en las que se constató que OXY compra a falsos dirigentes como es el caso de Benjamín Saguanda, y aplica el viejo principio maquiavélico: “divide y reinarás”. Según testimonios de los representantes de esta etnia, la OXY mantiene un relleno sanitario insalubre que afecta la salud de los habitantes de la zona.

Según el dirigente Luís Tomás Juanga, considera que OXY viene desde hace más de veinte años dividiendo a las comunidades indígenas con el poder del dinero, “el daño ocasionado es comparable a cortar un dedo a un ser humano, el cuerpo no volverá a ser el mismo, pues algo de él ha sido mutilado”, explica el líder indígena.

Los comuneros de Yamanunka, dueños ancestrales de la selva, coinciden en rechazar la falsedad de las cuñas pagadas por la OXY en radio, prensa y televisión, donde se hace un montaje de una falsa imagen que contrasta con la tragedia que viven los pueblos indígenas de la Amazonía. Afirman varios comuneros, que son los dirigentes vendidos a la OXY quienes salen en la propaganda, pues los tienen bien comprados.

Esta empresa adula, consiente y corrompe a seudo dirigentes que viven como reyes, comiendo de la mano de su amo y traicionando a la comunidad que confió en ellos.

En efecto, pudimos constatar la pobreza extrema, la falta de servicios básicos y el abandono absoluto en que se debate este grupo étnico; si bien apreciamos la construcción de una casa comunal y varias aulas escolares, donde no hay agua potable, la pregunta es: La OXY se beneficia con 5 millones de dólares diarios, 1500 millones al año, por la sobreexplotación de los campos en el Oriente, acaso una inversión minúscula de 100 mil dólares, o para ser más generosos, 1 millón de dólares, es justificación para engañar al país, con una verdad a medias que oculta la verdad de miseria y frustración de pueblos indígenas que hoy sobreviven de las limosnas petroleras; ésta es la otra cara de la moneda, muy distante a la mentira maquillada de hacer creer que durante 20 años esta empresa ha contribuido al desarrollo de las comunidades indígenas.

Las denuncias presentadas en la Comisión de Derechos Humanos exigen a esta petrolera que cumpla con la Ley 1215, de compensación en obras por la explotación petrolera y el derecho de participación, según el Decreto 1004. Por cierto, consultamos el Art. 84 de la actual Constitución del Estado que en resumen garantiza “… que el Estado reconocerá a los pueblos indígenas el uso, usufructo, administración y conservación de los recursos naturales renovables; así como garantizará el ser consultados sobre planes y programas de prospección y explotación de recursos no renovables que se hallen en sus tierras y que puedan afectarlos ambiental o culturalmente; igualmente participar en los beneficios que esos proyectos reporten, y recibir indemnizaciones por los perjuicios socio-ambientales que les causen…” Causa asombro cómo los representantes del Estado, en este caso quienes forman parte de la Dirección del Medio Ambiente (DINAPA), han dado muestras de absoluta parcialización a favor de OXY, cuando no se quiere reconocer la presencia ancestral de la comuna y los derechos que les asiste y que están contemplados en la Constitución. Al momento OXY tiene previsto perforar varios pozos direccionales en la locación del pozo Limoncocha 08, y ya abusivamente han cercado con malla la locación, sin consultar a la comunidad.

En otro ámbito, es increíble cómo el abuso de absurdas políticas de seguridad mantiene a la población intimidada; los periodistas, representantes de los Derechos Humanos, ONGs, etc, están prohibidos ingresar a las instalaciones de la privada, si no son del agrado de la empresa. Nadie puede grabar ni tomar fotografías, ¿estamos acaso en una base norteamericana en pleno suelo ecuatoriano? Este hecho escandaloso contrasta con la apertura total de Petroproducción a la prensa y a la población. ¿Qué es lo que oculta la OXY? La libertad de prensa está seriamente afectada por los atropellos aquí denunciados; así mismo es evidente que el Ejército y la Policía resultaron ser los mejores aliados de OXY durante el paro biprovincial, por la arremetida brutal en contra de la población indefensa; del mismo modo, gracias a los convenios suscritos entre los ejecutivos de OXY y las Fuerzas Armadas, los pueblos de la amazonía ahora tienen de enemigos no solo a la petrolera, sino también a los militares, que resultan ser defensores de la empresa privada.

Finalmente, nos causó estupor cómo se evidencia que a través de las obras de compensación social, los funcionarios de OXY humillan a las comunidades indígenas, tratando de convencerles que se les regala “40 pollitos, malla acerada y unos cuantos clavos y tiras de madera, para que construyan los criaderos de pollos”. Por curiosidad averiguamos el costo de “la gran obra de compensación social”, y asómbrese: no pasa de 100 dólares por familia. En el caso de la comuna Shuar de Limoncocha, han recibido aproximadamente 150 familias indígenas esta dádiva vergonzosa, o sea alrededor de 15 mil dólares, una migaja para el pastel que saquea la transnacional cada día.