Dos grandes diarios franceses, Libération y Le Figaro, uno de izquierda y el otro de derecha, dedicaron, en sus ediciones del 27 de enero de 2006, varias páginas a la victoria de Hamas en las elecciones legislativas palestinas.

Como el resto de la prensa «occidental», ambos periódicos se esfuerzan por denigrar la decisión del pueblo palestino, al cual niegan el derecho a la resistencia ante la opresión, y presentan la lucha de los palestinos como una locura asesina.

Ambos diarios muestran en primera plana a un militante armado de Hamas. Libération acompaña la imagen con el titular «La bomba electoral: Amplia victoria de Hamas, partido islamista partidario de los atentados, inquieta a las demás fuerzas palestinas y a Israel», mientras que Le Figaro afirma: «Hamas: el mundo se alarma».

Libération propone un razonamiento sorprendente. Presenta a Hamas como un partido carente de proyecto político y cuyo combate original no fue más que «Una larga marcha violenta hacia el poder» (título del segundo artículo). Parece entonces evidente que «Israel cierra la puerta a toda negociación» (título del quinto artículo) con «Hamas que le niega todo derecho a existir».

Mucho más expeditivo, Le Figaro explica de entrada que «Los palestinos penalizaron la corrupción y pusieron en peligro el proceso de paz» al votar por Hamas.

Ninguno de los dos diarios, siempre tan dispuestos a la denuncia cuando sus favoritos pierden las elecciones, menciona sin embargo las irregularidades cometidas en este caso: el financiamiento masivo de Al Fatah por Estados Unidos, los numerosos asesinatos de líderes de Hamas cometidos por Tsahal o el hecho de que Israel haya prohibido al 94% de los residentes palestinos en el este de Jerusalén que votaran en estas elecciones. Todas estas violaciones de la democracia tenían como objetivo impedir la victoria de Hamas, que a pesar de todo obtuvo el 75% de los votos registrados.

Libération y Le Figaro prefieren hacerse eco de la retórica de la propaganda israelí, que afirma que «no hay interlocutor árabe para la paz» (o sea que la continuación de la guerra será culpa de la obstinación de las propias víctimas de la ocupación). Ambos diarios aseguran que «el movimiento islamista llama a la destrucción de Israel», lo cual es falso. En efecto, la carta constitutiva de Hamas exige el fin de la ocupación de Palestina, no la expulsión del pueblo judío.