Después de haberse mostrado como «pacifista» contra la guerra en Irak, Jacques Chirac desencadena mecanismos que revelan de nuevo el poderío nuclear francés. Al igual que George W. Bush en vísperas del ataque contra Irak insistió en la seguridad nacional de los norteamericanos, Chirac insistió en la necesaria defensa de los «intereses vitales» franceses. Intereses vitales que, tal como lo confesó el propio jefe del Elíseo, son ante todo «la garantía de los suministros energéticos estratégicos y de la defensa de los países aliados». En una palabra, poco diplomática y muy impopular: el petróleo.
_Esa demostración de poderío nuclear fue seguida de inmediato por una rectificación del vocero del ministerio francés de Relaciones Exteriores. La nueva doctrina nuclear de Francia «no se dirige a ningún país en particular y no se refiere a ninguna situación específica», añadiendo que el empleo del poderío militar «sigue dependiendo de las condiciones del escenario estratégico inicial», o sea, que «continúa siendo una doctrina de disuasión».
Aclaración útil por parte de un diplomático francés que sabe bien que Francia, por sí sola, efectuó 1 112 pruebas nucleares subterráneas cerca del atolón de Mururoa, en el Pacífico Sur, entre 1975 y 1988. El «pacifismo» francés cuando la guerra contra Irak, en definitiva, no es más que otra faceta del poderío de una Francia que quiere a toda costa estar presente en la arena internacional, sello característico de un presidente que, al aproximarse las elecciones, no quiere levantarse de su poltrona.

Fuente
La Padania (Italie)
Journal de la "Ligue du Nord", le parti d’extrême droite sécessioniste italien.

«Chirac, dal «pacifismo» alla grandeur nucleare», por Umberto Bossi, La Padania, 21 de enero de 2006.