Así dicen los que han pensado durante mucho tiempo cómo se desarrolla el capitalismo en los pueblos.

En los palacios de tribunales funciona una red invertida de pescadores: pasan de largo los peces gordos y quedan atrapados los chicos, los anoréxicos.

Si no hay excluidos, no hay grandes ganadores.

Desde el otro lado de las murallas, los perdedores, los excluidos, serán controlados y, en todo caso, deberán mirarse entre ellos con desconfianza y recelo, jamás observarán que la causa del malestar está ahí, entre las altas paredes que ocultan los privilegios de unos pocos.

Por las dudas, por esas cuestiones que tiene el mirar, no sea cosa que de tanto enfrentarse entre si, los perdedores se den cuenta que el problema no reside en ellos y visualicen los paraísos creados gracias a su miseria; por eso es necesario repetir el guión.

No hay que dar tiempo ni espacio ni tregua a los derrotados.

La necesidad de los que habitan los palacios es profundizar los castigos, por las dudas, para evitar miradas curiosas.

De allí que el sistema, entonces, repita el guión tantas veces sea necesario.

El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) presentó un informe anual sobre derechos humanos en Argentina revelando que entre 1999 y el 2005, la población penal en Buenos Aires aumentó un 80 por ciento.

Y en forma paralela, el organismo sostuvo que ocho de cada diez detenidos no tiene condena, “una derivación del abuso de la prisión preventiva como marco regulador de todo el proceso penal”, marca el informe.

Uno de los hechos que marca el estudio fue la masacre del penal de Magdalena que tuvo como resultado la muerte de 33 reclusos.

Para los investigadores "no es imprevisible ni aislado, sino la consecuencia de una situación estructural de hacinamiento y violencia”.

De acuerdo a las investigaciones, el principio de semejante masacre, en particular, y del crecimiento exponencial de la población carcelaria, está en las desigualdades sociales.

Si estas persisten -y el sistema impone que deben perpetuarse- “el horizonte de las transformaciones tendrá un límite muy concreto”, se advierte desde estas páginas.

Por su parte, la organización Human Rights Watch (HRW) divulgó su informe anual sobre el desenvolvimiento de los derechos humanos, durante 2005, en cerca de setenta países. Allí se analizan tres temas en especial: Tortura, Compañías Privadas e Intereses Públicos, y Previniendo la Propagación del HIV/Sida.

En los países latinoamericanos, “los casos de violencia fueron constatados, principalmente en los sistemas carcelarios de los países. En Argentina, la constatación fue la de que tres presos fueron asesinados cada semana en Buenos Aires, hasta marzo de 2005. Este número es tres veces mayor que el registrado en 2004. Y esta situación no es muy diferente en otras regiones”, sostienen las informaciones periodísticas que dieron cuenta del informe.

Ambas investigaciones demuestran la necesidad de unir a los perdedores para mirar bien y después, entonces si, cambiar la vida para que recupere su sentido de fiesta de todos y no de unos pocos. Para vivir otro guión, el de las mayorías (ANC-UTPBA).

#Agencia Pelota de Trapo (APE)