En su discurso sobre el estado de la Unión, George W. Bush destacó la victoria de su gobierno en Irak al mismo tiempo que recordó que la guerra contra el terrorismo marcha por el rumbo adecuado. Ahora bien, la situación en el campo de batalla demuestra lo contrario. El inquilino de la Casa Blanca trata una vez más de engañar a su pueblo.
Si Bush considera una victoria la pérdida de tres mil soldados y de trescientos mil millones de dólares en Irak, ¿cómo define entonces una derrota? La única diferencia entre su último discurso y los de años anteriores radica en que no se atrevió a hablar de una falsa mejoría de la situación en Irak, de que la guerra contra el terrorismo ha alcanzado sus objetivos y de que el mundo está mucho más seguro desde la caída del régimen iraquí. Estas expresiones caracterizaron sus discursos de los últimos cinco años y fueron repetidas por su aliado británico Tony Blair.
Además, la aparición en Bin Laden y la de Al-Zawahiri algunos días después no son fruto del azar. Estas apariciones tienen como propósito desmentir, por adelantado, el contenido del discurso sobre el estado de la Unión, agravar los sufrimientos del presidente estadounidense y confirmar de manera explícita el fracaso de la guerra contra el terrorismo.
George Bush debe confesar que su política exterior ha fracasado y que le ha costado bien caro. Además, felizmente, los ciudadanos estadounidenses ya no creen en las palabras y en las «victorias» imaginarias de su presidente. Este último está en un callejón sin salida en Irak y en Afganistán, situación que puede empeorar en caso de que atacara a Irán con el pretexto de la seguridad.
Las políticas adoptadas por los neoconservadores tendrán sin dudas un efecto destructivo sobre su gobierno en las próximas elecciones del Congreso a celebrarse en noviembre.

Fuente
Al Quds Al Arabi (Reino Unido)

«بوش وانتصاراته في العراق», por la Redacción de Al Quds Al Arabi, Al Quds Al Arabi, 2 de febrero de 2006.